Seis décadas de trayectoria familiar inmobiliaria nos respaldan: Carlos Escobar.

  • Ha sido una ruta de esfuerzo y grandes satisfacciones.

 

  • Soy un patasalada cien por ciento; nacido, criado y desarrollado en Mazatlán.

 

Redacción.

Carlos Escobar Sánchez es un convencido del enorme potencial que tiene Mazatlán para convertirse en una de las ciudades más importantes de todo el país; y más allá del orgullo de ser originario de esta tierra – “Soy cien por ciento patasalada”-, lo resume de esta manera:

“Tras muchos años de esfuerzo, Mazatlán ha potenciado su desarrollo turístico con sus bellezas naturales, un malecón hermoso, centro histórico y una gastronomía propia considerada la mejor del país que hace que el visitante desee volver; pero además tenemos pesca, industria y ganadería”.

Sus inicios como desarrollador inmobiliario no fueron fáciles a pesar de venir de una familia con seis décadas de tradición en el ramo; y es que al decidir separarse de la empresa familiar e iniciar su propio vuelo, tardó año y medio en cerrar su primera venta en la zona de Real Pacífico.

Han pasado diez años de aquella incursión que lo sumió en stress y desesperación pues al dejar la zona de confort donde percibía un sueldo y decidir arriesgar los ahorros veía como estos disminuían hasta lograr esa dichosa primer venta.

Fueron años de mucho aprendizaje y hoy estamos desarrollando en diferentes áreas de la ciudad cerca de veinte proyectos.

Orígenes.

Su abuelo Joaquín Escobar fue un hombre muy proactivo con la sociedad mazatleca. Cómo antecedente baste recordar que en la zona del Conchi donó veinte hectáreas en la zona donde hoy se encuentra ubicada la UPSIN, anteriormente el Tecnológico de Monterrey.

Donó áreas que permitieron el paso de la Avenida del Atlántico.

Como desarrollador inmobiliario construyó los fraccionamientos San Joaquín y Villa Verde.

“Yo estaba muy chiquito; me tocó ir a trabajar ahí, venimos de la cultura del esfuerzo, ahí teníamos una ordeña, le entramos a ordeñar, herrar y vacunar ganado. Ahí me entró el gusto y la pasión por los caballos”, rememora Carlos Escobar.

Añade que su abuelo subía con ganado y mulas a comerciar a la sierra; además del comercio pudo entrar con rutas de camiones; hasta que en la década de los sesentas creó junto con algunos de sus hijos la Constructora Michelle.

Carlos Escobar Sánchez hizo sus primeros estudios en el ICO, luego en el SAM’s e hizo su carrera profesional en la Autónoma de Durango.

¿Cómo y porque decides incursionar al ámbito restaurantero gastronómico?.- se le pregunta.

Propietario, junto con unos amigos, de La Ostionería; Carlos Escobar decide entrar, quizá, por nostalgia; pero vayamos por partes:

“Primeramente después de desarrollar la idea y ejecutar el proyecto Playa Pacifico; vendí espacios y rente los espacios donde está la Cantina de Maza, Muchacho Alegre, la Hamburgueria, Tacos San Pablo, el Charlie y un Supermercado. Y luego empiezo con mis propios negocios del ramo”.

Y es que la gastronomía mazatleca, considerada de las mejores del país, ha propiciado el desarrollo acelerado de la industria restaurantera.

Cabe señalar que el interlocutor ya le tocó trabajar como ayudante de cocina; sin embargo su familia paterna está ligada al sector.

El emblemático restaurante La Cumbre, ubicado desde hace muchas décadas en el cruce de la calle Benito Juárez e Hidalgo, frente al Centro de Salud; fue fundado por su abuela paterna: “Mamá Toya”, recientemente fallecida.

“Tengo gratos y entrañables recuerdos, de ella herede la labor social. ¿Por qué?, porque en ese restaurante llegaba mucha gente de los ranchos que iba al centro de salud; ahí era el punto de encuentro de muchas rutas de los ranchos. Ella ahí ayudaba a mucha gente, les quitaba el hambre por eso la querían mucho. Ahí nos la vivíamos nosotros también, luego mi abuela emigró a los Estados Unidos. También mi papá, hijo de mi Mamá Toya tuvo un restaurante llamado “El Trocadero” en la carretera Libre  donde también aprendimos ayudando en la cocina y sirviendo”.

En el tema sabemos un poquito, dice; sin embargo enfatiza en el sentido de que el triunfo y aceptación por parte de la gente estriba no solamente en la buena cocina, sino también en el servicio, la atención que brinde el personal, el ser empático con el cliente.

Podrás tener un restaurante muy bonito pero si el servicio es malo simplemente ya no regresas.

ESFUERZO CIUDADANO.

No es algo nuevo para mí el venir ayudando a la gente; solo que ahora lo hacemos de una manera más organizada, dice.

La idea surgió hace un año en una reunión con amigos.

“Nos organizamos varios amigos y conocidos profesionistas y armamos un grupo de enfermeros, terapeutas, físicos, dentistas, abogados, comerciantes, empresarios y profesionistas, y ¿Qué es lo que hicimos? Esfuerzo ciudadano. ¿Qué es lo que estamos haciendo ahorita? Estamos llevando apoyos, ya sea también en el tema deportivo, estamos apoyando muchos eh chavos, eh equipos de fútbol, de béisbol, de básquetbol, pero el tema de las colonias estamos yendo a a distintas colonias en la ciudad eh también definitivamente en base a lo que nos permite pues todos los  recursos humanos y  monetarios que juntamos entre todos a veces no pudiera alcanzar; por eso algunos amigos comerciantes se han unido a la causa ofreciendo en las jornadas despensas a la mitad de precio”.

Todos los servicios sociales que se ofrecen; entre los que destacan terapia física, limpiezas dentales, consultas medicas son gratuitas; en cada jornada beneficiamos hasta 800 familias”, añade.

Carlos Escobar Sánchez y el equipo de “Esfuerzo Ciudadano” hacen el llamado tanto a profesionistas como ciudadanos en general a sumarse contactándolos en sus redes sociales.

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