Oliver Velasco*
El día de hoy nos referiremos a dos cuestiones sobre la pasada consulta: la primera tiene que ver con el carácter contradictorio de la consulta en dos sentidos, la segunda tiene que ver con el resultado y lo que se percibe como éxito o fracaso. En una segunda parte vincularemos este fracaso al posible segundo fracaso que sería la consulta de revocación de mandato que ahora promociona el presidente, aunque no exista ningún marco legal al respecto todavía estipulado.
Digo que la consulta fue una contradicción doble, porque por un lado se consulta a la población sobre un tema del cual no se le debería de consultar. Tan es así, que al día siguiente de la consulta, el presidente anuncio que de cualquier manera se iban a abrir carpetas de investigación y la cámara una comisión de la verdad contra ex presidentes. Por otra parte, el cambio en la pregunta por parte de la SCJN, argumentando faltas a los derechos humanos, pero de fondo no queriendo quedar mal con el poder ejecutivo, sabiendo que la pregunta era de fondo anticonstitucional permitió la realización de una consulta que nunca debió ser.
Del otro lado la baja participación ciudadana mostró un comportamiento contradictorio de la oposición, los reiterados llamados a no votar con la frase: “la ley no se consulta se aplica”, por cierto muy exitosa, implican una contradicción, porqué si a lo que se aspira es a la legalidad, parte de los deberes ciudadanos de acuerdo a la constitución, en particular al artículo 33, es el participar de los comicios y consultas oficiales organizados por el INE. Por lo que aquellos que apelan a la legalidad no la están cumpliendo.
Tanto el INE como morena califican de un éxito la consulta; el INE en tanto organización dice que logró sacar un ejercicio sin presupuesto adicional y que en la organización se instaló el 99.9% de las casillas. Por su parte morena arguye qué el sí fue rotundo. Pero en el fondo ataca al INE por la falta de promoción de la consulta y lo acusa de ponerse del lado de los conservadores, sea lo que sea eso. Ambas instituciones se engañan e intentar engañar a la población. La consulta no fue un éxito. Mostró que el pueblo de México no tiene la cultura política de participar de decisiones, aúnque estás sean obvias o innecesarias. La cultura cívica debe ser independiente del partido al que se apoye o no, de lo obvio o idiota que sea la pregunta, o de lo incomprensible que sea. Tal vez no sea culpa del INE la falta de participación, tal vez no se hizo tanta promoción por la falta de presupuesto, tal vez se instalaron todas las casillas que si tendrían que instalarse, pero la consulta no fue un éxito. Al final, las votaciones del programa de televisión “la academia” en un domingo tuvieron más participación qué la consulta popular, y eso en ningún momento se puede calificar como un éxito.
Ahora que se pretende realizar una consulta que se refiera a la revocación de mandato del presidente, se podría suponer que levantara una mayor participación ciudadana por la importancia del tema. Sin embargo, las consecuencias y los antecedentes de una consulta de este tipo no han sido pensados, ni planteados. Una de las consecuencias más obvias sería: ¿que ocurriría a nivel de estabilidad política del país en caso de que el presidente perdiera la legitimidad en la consulta? Según la ley, el presidente de la cámara de diputados tomaría la presidencia interina y en seis meses convocaría a una elección extraordinaria, quien resulte ganador de esta, gobernara por lo que resta del periodo. Pero alguien podría pensar que el presidente de la cámara de diputados perteneciera a otro partido, que ocurriría con la agenda política durante seis meses y que ocurriría con los cambios de gabinete en cada una de las secretarias cuando el nuevo presidente asuma sus funciones. Se pone en riesgo la estabilidad del país porque no es un simple cambio de gabinete, es toda una estrategia que se supondría se tendría que implementar para hacer un proceso de entrega recepción.
En segundo lugar, en esta misma tónica, se supondría que una consulta popular es vinculante cuando el 40% del padrón electoral participa. Si nuestro padrón electoral es de 90 millones el 40% sería aproximadamente 36 millones, si de ellos contásemos una mayoría que fuera 51% que votaría por la salida del presidente, se necesitarían efectivamente 18 millones de votos para que ocurriese. Por lo que, si en la elección de 2018 el presidente fue electo con más de 30 millones de votos, a mediados de su periodo sólo se requerirían técnicamente 18 millones trecientos mil votos para removerlo. Como no hay una legislación que diga que se necesita por lo menos la misma cantidad de votos con los que fue electo para ser removido, esta es una posibilidad real, que implica no la voluntad de una mayoría, sino solo la participación de una fuerza lo suficientemente organizada para ese cometido, pudiendo dar paso a conspiraciones políticas y golpes de estado organizados con fachada democrática. Lo que es lo mismo a inestabilidad política.
Finalmente, una de las pocas ventajas del sistema presidencial es la claridad qué se tiene en el mandato constitucional de cualquier cargo. ¿Para qué queremos elecciones sí a medio periodo se va a destituir, entonces que la presidencia se dé por tres años? Porque si se hace un mandato con revocación a la mitad del período, el gobernante no va a gobernar por lo que necesita el pueblo, sino por lo que el pueblo quiere y no necesariamente es lo mismo y es lo mejor para él. Los gobernantes aspirarían en sus primeros tres años únicamente a darle al pueblo lo que quiera: Exención de impuestos, mayos gasto público, derroche, cosas que no necesariamente son lo que se necesita para el verdadero desarrollo económico, político y social de un país.
Por estas razones la segunda consulta también podría derivar en un fracaso, aunque no necesariamente con las mismas causas que la primera.
*Profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa en la Facultad de Ciencias Sociales en las licenciaturas de economía y sociología. Licenciado en filosofía maestro en estudios filosóficos por la Universidad de Guadalajara, maestro en gestión pública aplicada por el Tecnológico de Monterrey campus Guadalajara. Actualmente doctorante en la Universidad Autónoma de Nayarit/ Integrante de Unidad Democrática Sinaloa.
Contacto a: olivervelasco@hotmail.com