SEAMOS CLAROS: AMLO el ajedrecista

Oliver Velasco

Existe una jugada en el ajedrez que es tal vez la más apreciada de todas, el sacrificio a la dama para ganar la partida. En general esto implica sacrificar aquella pieza que es la más valorada, con el único propósito de ganar la partida. Existen varias formas de realizar este sacrificio, a saber de los ajedrecistas cuatro: la que lleva a una victoria inmediata, la que da lugar a un ataque largo, que termina en mate, un sacrificio intuitivo donde las posibilidades pueden variar, y el sacrificio posicional, que no lleva a la victoria per se, pero que determina la partida. Es este último del cual estaremos hablando en caso de la actual administración federal.

A continuación hablaremos de la partida, que es la reforma eléctrica de AMLO y de sacrificar lo más apreciado para él, que es su credibilidad, pero la recompensa es un fin superior, su idea de gobierno le puede redituar en una victoria que lo llevaría a encumbrarse por sobre todos los poderes del país, incluido el poder económico mismo. Muchos pensaran que el ejecutivo federal la tiene perdida, que todos los expertos, analistas y hasta organismos internacionales obstaculizaran en tal medida la reforma eléctrica que esta nunca ocurrirá. Y que en todo caso sólo dependiendo de una reforma constitucional, que incluso con las condiciones de mayoría actuales no se podría dar. Pero esta forma de analizar el problema se queda únicamente en lo jurídico y no permite ver más allá que hay espacios en el tablero a los que no se les está prestando la atención debida.

Muchos se dejan llevar por los sentimientos viscerales que asumen son los de su contrincante. Por ejemplo: los que critican la reforma de López Obrador dicen que es un ignorante por no escuchar a los expertos, que es un necio porque a pesar de que la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional fue rechazada por la suprema corte, insistió en calcar dicha política y enviarla como iniciativa de ley a la cámara de diputados, además de ser autoritario por pedirles a los diputados que la aprobaran sin modificación alguna, incluso si no estaban de acuerdo con ella. Lo que en realidad ocurre es que los que criticamos la reforma de AMLO en realidad somos los ignorantes, porque creemos que él no escucho todos los peros que le han puesto, cuando su plan va por otro lado. Somos los necios cuando la estrategia que se está usando es la estrategia judicial, los amparos, las suspensiones y las demandas, cuando lo judicial poca o nula importancia tiene en su plan. Y somos los autoritarios porque forzosamente queremos ver el conflicto desde el lado institucional. Y eso es lo que el mismo López Obrador quiere que estemos viendo para distraer a los contrincantes de por dónde viene la jugada maestra que plantea.

Les expongo la hipótesis del sacrificio de la reina. El presidente al implementar la política pretendía observar cuales serían las reacciones de los afectados por esta política, una vez que supo cómo reaccionarían los rivales, puede estar seguro que si realiza un movimiento similar, los rivales reaccionaran de manera similar a como lo hicieron la primera vez. Si presenta la misma iniciativa vendrán las mismas demandas, también sabe que no puede cambiar la constitución en estos momentos, y probablemente después de las elecciones tampoco, porque no tiene una mayoría en el congreso garantizada. Lo que pretende es que las empresas se mantengan en la cancha jurídica, agotando sus posibilidades económicas y en un futuro ganando la industria eléctrica sin haber cambiado la ley. Las empresas van a estar tan hastiadas de las batallas jurídicas, de las amenazas políticas, de las persecuciones hacendarias y de los amagues constitucionales, que van a desistir de invertir en la industria eléctrica mexicana, se la van a dejar a la CFE, porque les cuesta lo mismo producir electricidad que andar pagando abogados, tratando de cuidar su imagen pública y perdiendo el tiempo en reuniones y negociaciones.

¿Cuál es el sacrificio? AMLO sacrifica su credibilidad ante los empresarios tanto mexicanos como extranjeros, pero a cambio finalmente somete al poder económico al poder político y no al revés. Finalmente los empresarios harán lo que el presidente desee e invertirán donde el presidente desee. Porque aunque haya un costo económico gigantesco, no se está apostando por cambiar los tratados internacionales, sino por agotar a las fuerzas del mercado a fin de someterlas a las fuerzas políticas. La victoria del presidente no tendría parangón en la historia del país desde la apertura de este al mercado internacional. El presidente, el gobierno y la 4T estarían colocándose en la posición idónea para controlar la partida a su antojo y ya no sólo en la industria eléctrica. Obviamente esto tendría que en un futuro traducirse en una permanencia en el poder, porque las fuerzas del mercado no permitirían que tal situación fuera duradera, a menos que el mismo presidente tenga un plan para ello, que por sus declaraciones respecto a su sucesión parece que ya tiene.

*Profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa en la Facultad de Ciencias Sociales en las licenciaturas de economía y sociología. Licenciado en filosofía maestro en estudios filosóficos por la Universidad de Guadalajara, maestro en gestión pública aplicada por el Tecnológico de Monterrey campus Guadalajara. Actualmente doctorante en la Universidad Autónoma de Nayarit/ Integrante de Unidad Democrática Sinaloa.

Contacto a: olivervelasco@hotmail.com

Twitter: @Oliveriu2

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