- Poco a poco le han rebatido sus argumentos; y ante la falta de argumentos arremete con calumnias y más falsedades.
Felipe Aurreola.
Felipeaurreola1@gmail.com
Retomando lo comentado en anterior entrega, el argumento de López Obrador y sus esbirros para atracar los fideicomisos del Poder Judicial, están basados en la venganza; y de ahí las mentiras selectivas y cada vez más histéricas desde quien detenta el poder con sueños dictatoriales.
Las mentiras selectivas del gobierno, comentaban recientemente en La Hora de Opinar de Leo Zuckermann, contra el poder judicial son varias.
No pueden alegar que hay una preocupación legitima de austeridad cuando acaban de autorizar un endeudamiento de 2 billones de pesos (cuando no lo hicieron ni en tiempos de la pandemia) nada pueden impulsar 15 mil millones de pesos que pretenden atracar.
El discurso de la corrupción no se sostiene porque en todos estos cinco años no han podido demostrar algo y continúan utilizándolo como un mantra para destruir.
Falso el discurso de la falta de transparencia: El gobierno Federal cuenta con 176 fideicomisos por un monto de 557 mil millones de pesos, de los cuales el 17 por ciento están manos de militares.
Señalan que el Poder Judicial no regresa los subejercicios la Tesorería, cuando la oficial mayor Gisela Morales demostró con datos y documentos públicos que el año pasado se devolvieron 3 mil millones de pesos.
Lo anterior deja claro, una vez más, un acto orquestado para debilitar un contrapeso.
La intención de debilitar al Poder Judicial ya tiene una respuesta de parte de los directamente afectados: los trabajadores.
Su respuesta: salir a las calles a defenderse ha generado la ira del presidente López Obrador, personaje que al no poder enfrentarlos con argumentos lleva seis días atacándolos con epítetos, mofándose de ellos, difamándolos e incitando a su feligresía a enfrentarlos.
Es la política de la polarización y el afán de la destrucción.
La ruta que está trazando el presidente López Obrador le va a llevar a su propia destrucción; pues al intentar destruir a un poder atracando a sus trabajadores, orillará a los Ministros a ser juez y parte.
Esto apenas empieza y quien está por irse ya, es el más débil.
Por ello, cada día que pasa se le nota más colérico. Tiempo al tiempo.
