- En el Mundial de Corea-Japón de 2002, El Tri tuvo que ver cómo Estados Unidos celebraba en sus caras la victoria en los octavos de final. El “Vasco” reveló detalles de aquella dolorosa escena en una conversación con Hugo Sánchez
( Por Wilson Flórez/laopinion.com)
Los Mundiales han sido históricamente los karmas de México. La selección azteca no se cansa de hacer grandes fases de grupos, pero al momento de dar una estocada en los octavos de final, casi siempre se quedan corto. Una de las derrotas más dolorosas en Mundiales se la propició Estados Unidos. Aquel revés en la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002 fue un duro golpe para muchos, especialmente para Javier Aguirre.
“El Mundial de Japón-Corea, la derrota con los americanos (fue su peor momento), me dolió en el alma, me sentí el peor entrenador de la tierra. Entro al vestidor destrozado, derrotadísimo, presentía algo malo y le llamé a mi mujer, estaba con mis hijos, lloraba y le dije se acabó, se acabó, hasta ahí me acuerdo”, recordó el estratega mexicano en una entrevista para ESPN.
A pesar de que en las derrotas y victorias se debe repartir las responsabilidades, Javier Aguirre se siente el único culpable de aquella derrota por 2-0 en el Mundial. El “Vasco” fue muy crítico con sus decisiones en aquellos octavos de final.
“Las lágrimas de Silvia, las mías, lloré amargamente por mi negligencia, por mi falta de lectura del partido, quizá por no hacerle caso a Memo (Guillermo Vázquez, auxiliar técnico), pero por mi incapacidad“, sentenció.
¿Qué hizo mal el “Vasco”?
Luego de tener un dibujo táctico casi infranqueable durante la primera ronda del Mundial, al verse en desesperación por la victoria parcial de Estados Unidos, Javier Aguirre decide cambiar de esquema y, bajo su concepción, fue un movimiento que terminó afectando a sus jugadores.
“Vamos al Mundial y línea de cinco. Le ganamos a Croacia, a Ecuador, con Italia 1-1, primer lugar, nos tocan los americanos y no; ya les ganamos en el Azteca, bla, bla bla. Juego con línea de cinco, me hacen gol pronto y me equivoco (…) Hago línea de cuatro, meto un atacante más y no lo había entrenado, ahí se me fue, ya no jugamos bien, a empujones”, explicó.