Los dueños de Morena: Alberto Aguirre | SIGNOS VITALES

En el puente patrio, Morena concretó su reorganización interna, de cara a la batalla electoral del 2024. Además de dar cumplimiento a la sentencia del Tribunal Electoral, para renovar sus órganos directivos, casi 3,000 delegados al III Congreso Nacional aprobaron modificaciones a los documentos básicos y extendieron la estancia de Mario Delgado y Citlalli Hernández en la dirigencia partidista.

Un debate de tres horas sobre la definición ideológica, pero sobre todo del método para definir al candidato presidencial, antecedió a la elección de los 300 consejeros nacionales, entre quienes fueron seleccionados 10 nuevos integrantes del Comité Ejecutivo Nacional.

Las instrucciones superiores eran inapelables: el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quedaría al frente del Consejo Nacional y ocho de las 10 carteras disponibles, por “acuerdo político”; las dos restantes, por designación directa.

El inciso b) del artículo 36 del nuevo Estatuto dio pase automático a los gobernadores morenistas y a los 96 dirigentes estatales al Consejo Nacional. Estos últimos no son elegibles para la presidencia de ese órgano deliberativo.

Agustín Guerrero, exdirigente del PRD capitalino y actualmente radicado en Puebla, verbalizó las protestas de un amplio sector de los delegados contra la nomenklatura partidista. “En Morena, el pueblo pone y el pueblo quita”, coreaban, tras escuchar su moción contra.

Los 200 consejeros “más votados” en la plenaria tendrían un lugar en el máximo órgano deliberativo del partido. 100, por cada género. Allí se vio la fuerza del bloque que apoya al secretario de Gobernación, que logró hacer a la diputada juarense Andrea Chávez Treviño (con 462 votos), la consejera con más respaldos.

El senador Higinio Martínez, por el contrario, no tuvo los votos suficientes para alcanzar la secretaría de organización que tenía pactada con Mario Delgado. La fuerza de Los Puros mexiquenses fue evidente con los votos obtenidos por Daniel Serrano Palacios (147), quien superó al vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas (129) y a El Fisgón (115), presidente del instituto de formación.

En este primer escarceo, los claudistas y el núcleo conformado en torno al exgobernador de Tabasco avanzaron juntos, en obediencia a las instrucciones superiores. Para tener la mayoría en el Congreso se necesitaban 1,600 votos y tuvieron apenas lo suficiente. En el Consejo Nacional, tendrán 200 asientos y el control absoluto del CEN.

Los consejeros proclives al gobernador poblano, Luis Miguel Barbosa, y el bloque identificado con Higinio Martínez notoriamente quedaron al margen del bloque mayoritario.

Barbosa pudo colocar apenas seis consejeros, igual cantidad que su vecina, la gobernadora tlaxcalteca, Lorena Cuéllar, quien encabezó un bloque que sumó delegados de Oaxaca, Hidalgo y Morelos, junto con el coordinador político de la Presidencia, Rabindranath Salazar.

El senador mexiquense se quedó con el 10% del Consejo Nacional y podría articular a una minoría que hará contrapeso al bloque que simpatiza con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien tiene en sus homólogos Layda Sansores, de Campeche, y Cuitláhuac García, de Veracruz, a sus principales aliados.

EFECTOS SECUNDARIOS

¿ALEVOSÍAS? La ausencia de Laura Barrera Fortour y la abstención de Ana Lilia Herrera en la votación sobre la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública hasta el 2029 generó suspicacias. Ambas diputadas federales, mexiquenses, ¿desobedecieron la línea de Alito Moreno y actuaron en apego a su conciencia? Ambas, aspirantes a la candidatura priista al gobierno del Estado de México, ¿desafiaron al gobernador Alfredo del Mazo y a su coordinador, Rubén Moreira?

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