El Caudillo no admite sombra, el dictador no admite replica.
No vuelvas que hasta a ti te haré perder…
Marcelo Ebrard Casaubon y Ricardo Monreal Ávila deben escuchar con calma ese tema ranchero que popularizaron grandes de la música mexicana como Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía y Lola Beltrán.
Haberse atrevido a pedir “piso parejo” y reglas claras en el proceso por ver quien será la corcholata que busque dar continuidad al proyecto del Apóstol de la Mañanera, desató la ira del mismo. Ya les echó la caballada chaira encima amén de desatar su posible muerte política, con el pretexto discursivo de pretender ofender al pueblo y menospreciar a la gente.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, dejó en claro que en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido que fundó, no hay “dados o cartas marcadas” de cara a la elección del candidato presidencial para el 2024, y recalcó que él no dará una señal al movimiento para que elijan a su sucesor.
Lo que diga mi dedito, nada más le faltó decir.
Marcelo Ebrard había señalado que “Los obstáculos no pueden estar dentro del partido” y criticó un posible sesgo en favor de otros candidatos.
Ricardo Monreal ha sido un crítico sistemático del método de selección por encuesta
En ausencia de esa iniciativa personal y gubernativa, ellos se encomiendan a la popularidad inducida, a la imagen de las encuestas y a la voluntad de su jefe político.
Ambos, en el pasado, han sido victimas de los juegos perversos de Andrés Manuel López Obrador.
Un ejemplo de ello, es que a ambos les bloqueo la posibilidad de ser Jefes de Gobierno de la Ciudad de México. Esto por citar solamente uno.
El caudillo no admite sombra sino sumisión. El dictador no admite replica sino abyección.
¿Hasta donde aguantarán Marcelo y Ricardo?.
