ARSENAL.
El “modito” de ahuyentar la inversión.
Francisco Garfías. Excélsior.
Una inversión alemana por cinco mil millones de dólares, en Topolobampo, Sinaloa, podría venirse abajo por el fantasma de las “consultas ciudadanas” al estilo 4T.
Se trata de un proyecto de la empresa alemana Proman para construir una planta de fertilizantes nitrogenados, que daría empleo directo a dos mil sinaloenses.
El presidente López Obrador se comprometió —hace diez meses— a “consultar” con el “pueblo bueno” la construcción de la planta, tras las protestas de algunos integrantes de los “pueblos originarios” y pescadores que se oponen a la obra.
Dijo entonces:
“Habrá de investigar a fondo el tema y que mediante los estudios pertinentes se determine si afecta o no su operación en la región.
“Dado el caso de que no se llegue a un acuerdo entre las partes inconformes, se habrá de decidir de manera democrática, con una consulta ciudadana al respecto”.
Un proceso similar a lo que ocurrió en Mexicali con la planta cervecera que Constellation Brands tuvo que cancelar, tras una simulación de consulta.
Un puñado de personas —el 4% de la población total— echó abajo, vía esa consulta, una inversión de 1,500 millones de dólares en la capital de Baja California.
Usaron como pretexto que iba a dejar sin agua a esa sedienta ciudad. Fake News, diría Trump.
* En el caso de Topolobampo la inversión es tres veces mayor. Los que se oponen abiertamente argumentan que la bahía de esa localidad sinaloense está contaminada. Es cierto.
Lo que no dijeron es que la contaminación se debe a que, desde hace décadas, allí descargan las aguas negras de Los Mochis.
Los alemanes están dispuestos a construir una planta de tratamiento de esas aguas que, de otra manera, se quedarán como están.
Proman consiguió todos los permisos. Invirtió inicialmente 110 millones de dólares, pero todo quedó en entredicho.
El juez sexto de distrito de Los Mochis no ha resuelto los amparos que impiden incluso el inicio de la obra.
* Va la otra parte de la historia. En Sinaloa hay un importador de fertilizantes de nombre Guillermo Elizondo, al que, obviamente, no le conviene la inversión alemana.
“Vía su hijo (hay fotos), movió a los pescadores para que se pronunciaran en contra de la construcción de la planta”, nos aseguran fuentes confiables.
En el camino, el asunto se politizó. La diputada Tatiana Clouthier acusó a Francisco Labastida de tener acciones en el proyecto de los alemanes, para los que el excandidato presidencial había trabajado como consultor.
A los dos los reunió Carmen Aristegui. La diputada de Morena admitió que se había equivocado.
Labastida percibió que su presencia podría hacerle daño a la empresa y renunció.
La planta de fertilizantes está detenida. El juez sexto de distrito en Los Mochis nomás no resuelve los amparos que impiden su construcción y, por lo mismo, la realización de la consulta.
Ese juez, a quien vinculan con Elizondo, tiene 60 “impedimentos” sin resolver, lo que es un récord nacional, según el Colegio de Abogados de Sinaloa.
* Los prejuicios de López Obrador con el sector privado y con instituciones internacionales de crédito quedaron exhibidos ayer con las declaraciones que formuló sobre el acuerdo entre el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y el Banco Interamericano de Desarrollo para apoyar a las mipymes.
Ese acuerdo fue celebrado por Marcelo Ebrard y por la secretaria de Economía antes de que el Presidente declarara:
“No me gusta el modito de que se pongan de acuerdo y nos impongan sus planes. Hacienda no avalará el acuerdo entre el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y el @BIDInvest porque no estamos de adorno, ni florero”, dijo en la mañanera.
Ya después le explicaron que el acuerdo no implica recursos públicos y, por lo tanto, no se requiere el aval de la SHCP. Sin comentarios.