Por Eduardo Sadot.
Se ha hecho costumbre durante este gobierno, dar rienda suelta a los complejos, sospechas y especulaciones y agresiones a quien por criticar, ofende a un gobierno autoritario e intolerante.
Nunca, en la historia de México se persiguió a tantos periodistas, se ofendió a tantos gobernados abusando de toda la fuerza del Estado.
Es inaceptable el ataque de cualquier gobernante con toda la fuerza del Estado en contra de cualquier ciudadano, menos en contra de una dama eso es cobarde y menos aún a una periodista, presidente de una Organización No Gubernamental, no puede haber ningún mexicano que pueda aceptar sin reproche una agresión desigual, abusiva y alevosa.
El hecho, de que desde palacio nacional, la sede del poder ejecutivo, se reviva una situación familiar relacionada con la muerte de un ser querido no tiene nombre Señor Obrador, algo que jurídicamente forma parte del pasado personalísimo de una familia y de los hijos de una dama.
Su estulticia rebasó todos los límites de la razón, usar recursos públicos para pretender ofender a una familia, usted mismo ha dicho que con los hijos no, que con la familia no. Y usted revive heridas a los hijos de una señora cuya mayor ofensa ha sido exhibir sus actos de corrupción. Eso solo puede provenir de una mente enferma de poder, cargado de complejos, resentimientos y abuso de poder.
Su actitud señor obrador, lo exhibe a usted y ofende a todos los mexicanos, a todas las mujeres de éste país, porque antes de gobernante es usted un hombre que está obligado a respetar a las mujeres y más a sus gobernantes, ni disculpándose puede alcanzar el perdón, su , provocando y permitiendo que un servidor público de rango de director de una paraestatal quebrada por ustedes, distraiga su trabajo, en lugar de aplicarse a cumplir con su trabajo, entretenerse en investigar y pretender exhibir a una periodista, a una intelectual con mucha más autoridad moral que la caterva de funcionarios de títulos cuestionados y fraudulentos solapados personalmente por usted.
Remover las heridas de los hijos de un hombre que perdiera la vida, cuyo único pecado fue ser esposo de una mujer ha sido crítica de su gobierno.
Usted lo ha provocado mucho daño mi patria, ello sería suficiente para que usted ocupara un lugar al lado del infierno de Dante junto con Lucifer, Bruto y Judas.
Señor obrador los muertos merecen respeto porque no pueden defenderse, no le parece a usted cobarde y abusivo, referirse a alguien que fallecido se encuentra imposibilitado para defenderse.
De que entrañas malditas proviene para ser capaz de tal vileza, qué ejemplo les hereda a sus hijos y a su nieto y sus descendientes venideros.
Después de esta bajeza como puede ser capaz un padre de mirar a los ojos de sus hijos.
Un gobernante así por honestidad y vergüenza debiera renuncia de motu propio.
Ya ni una disculpa pública sana la criminal afrenta cometido por usted, en contra de una familia mexicana.