(Portal La Opinión de Los Ángeles.)
Jesús García | 17 de Julio 2019
NUEVA YORK – En la Corte Federal del Distrito Este con sede en Brooklyn hubo una especie de “reencuentro”, ya que luego de cinco meses de terminado el juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, la mayoría de quienes participaron en el proceso llegaron a escuchar la sentencia dictada por el juez Brian Cogan, quien fue contundente al aceptar la sugerencia de los fiscales federales de cadena perpetua más 30 años de prisión.
Hubo ausencias, la más marcada fue la de Eduardo Balarezo, uno de los defensores de Guzmán Loera, quien fue despedido hace más de un mes sin que se precisaran los motivos. A la mesa se sumó Marc Fernich. Otros cambios fueron menos dramáticos, como el creciente bigote de “El Chapo”, luego de lucir afeitado durante todo el llamado “juicio del siglo”.
La sentencia se divide en tres partes: la cadena perpetua es por los cargos del 1 al 8, donde se integran delitos por el tráfico de drogas, conspiración de homicidios y liderar una organización criminal; los 30 años adicionales son por el cargo 9, sobre el uso de armas, además de anexarse 240 meses (20 años) por el cargo 10 sobre conspiración de lavado de dinero. Este último castigo correrá a la par que la sentencia de por vida.
Para evitar “doble castigo”, el juez Cogan aceptó la petición de los fiscales de desestimar los cargos 2, 3 y 4, que son sobre conspiración de distribución de narcóticos, ya que también se contemplan en el primer cargo, aunque está la cláusula que indica que si el acusado gana su apelación, entonces esas acusaciones serán retomadas.
La jornada de sentencia comenzó con la intervención del abogado Jeffrey Lichtman, quien retomó parte de su discurso de cierre del juicio, además de los alegatos para solicitar un nuevo proceso para su cliente.
“No estamos satisfechos con la justicia ni con el debido proceso”, expresó tras recordar al juez Cogan que al menos cinco miembros del jurado violaron las reglas que ordenaban evitar consultar información en medios o redes sociales. El juez Cogan llamó la atención a Lichtman sobre el rumbo de su discurso. Fue una especie de “pataleta” final.
Guzmán Loera dio un discurso de casi 15 minutos, donde acuso torturas y tratos inhumanos en la prisión, pero retomó el argumento de su defensa.
“Mi caso quedó manchado y usted me negó un juicio justo… donde todo mundo está viendo”, señaló al afirmar que el proceso fue muy mediático y a pesar de ello fue injusto, desde su punto de vista. “Entonces se le puede negar a cualquier persona”.
La ayudante del fiscal, Gina Parlovechio, se levantó a responder. Fue contundente. Apabullante como las pruebas que ella y sus compañeros presentaron contra el mexicano. Recalcó que los crímenes de Guzmán Loera fueron “más grandes” que los tratos que acusa. Luego presentó a Andrea Vélez como una de las víctimas de “El Chapo”, quien parecía más preocupado en contactar con la mirada a su esposa Emma Coronel que escuchar a la colombiana que lo acusó de “mandarla asesinar”.
El fiscal federal del Distrito Este, Richard Donoghue estuvo presente, así como el agente mexico-americano de la DEA, Víctor Vásquez, quien ayudó a la detención de Guzmán Loera en Mazatlán, Sinaloa, el 22 de febrero de 2014. Él fue uno de los testimonios clave en el juicio.
La sentencia se estimó con base en que Guzmán Loera es culpable de tres indicativos del llamado Estatuto de Empresa Criminal Continua (CCE, en inglés), enfocado a traficantes de drogas a gran escala.
“La sentencia mínima obligatoria es la cadena perpetua”, señalaron la semana pasada los fiscales Donoghue y Ariana Fajardo Orshan, del Distrito Sur de Florida, y Arthur Wyatt, Jefe de la Sección de Estupefacientes y Drogas Peligrosas de la División Criminal Departamento de Justicia de los Estados Unidos. “Debido a que el jurado condenó al acusado por el uso ilegal de un arma de fuego en relación con el narcotráfico y encontró que el delito involucró a una ametralladora, la sentencia mínima obligatoria del acusado con respecto al Cargo Nueve es de 30 años, que debe ejecutarse de manera consecutiva“.
Las autoridades justificaron la sentencia al considerar que Guzmán Loera fue responsable de la importación o intento de importación en los Estados Unidos de al menos 1,213,100 kilogramos de cocaína; 1,440 kilogramos de cocaína base; 222 kilogramos de heroína; 49,800 kilogramos de marihuana y cantidades de metanfetamina no determinadas.
Tras escuchar a las partes, el juez Cogan dio la sentencia, pero antes describió las acciones de Guzmán Loera como “maléficas”.
“A pesar de que pueda ser buen padre y tenga otros atributos… su maldad es severa. La decisión del jurado fue obvia”, defendió.
El futuro y celebraciones
Todavía no se sabe a cuál prisión de máxima seguridad será enviado el mexicano, pero se pensaba que sería la ADMAX de Florence, en Colorado. La decisión está en manos del Buró de Prisiones (BOP, en inglés), aunque la defensa busca que su cliente permanezca 60 días en el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan. El juez Cogan dijo que lo recomendaría, pero el paso siguiente no está en sus manos.
Los defensores de Guzmán Loera tienen 14 días para apelar la sentencia, celebrada por autoridades.
“Nunca más distribuirá veneno en nuestro país, ni hará que millones de personas pierdan vidas inocentes”, dijo el fiscal Donoghue en conferencia de prensa. “No podemos deshacer la violencia, la miseria y la devastación infligidas a innumerables personas… pero podemos asegurarnos de que pase cada minuto de cada día en prisión”.
El director interino de la DEA, Uttam Dhillon, destacó que el castigo muestra que cualquier criminal, por poderoso que sea, puede recibir castigo.
“Esta es una gran victoria para el estado de derecho, para miles de agentes y analistas actuales y retirados de la DEA en todo el mundo, y para todos nuestros socios de la ley aquí, en México y en el mundo”, expresó.