LUTO EN EL BEISBOL: FALLECE EL LEGENDARIO MIKE BRITO.

  • Logró firmar 31 grandes prospectos, entre ellos muchos mexicanos como Fernando Valenzuela, Julio Urías y Karim García, entre otros.
  • Inconfundible con su sombrero Panamá, su puro y su pistola de radar.

Alfredo Ramírez.

A Mike Brito nos tocó verlo en varias ocasiones sentado en la parte baja de la zona central del estadio Teodoro Mariscal; justo atrás de línea del cátcher y lanzador; con su pistola de radar para medir la velocidad de los lanzamientos.

Siempre con su sombrero Panamá y su puro. Conversador incansable y dicharachero como buen cubano.

El día de ayer, la organización de Los Dodgers de Los Angeles, casa donde laboró 45 años como ´scout´o cazatalentos; informó de su sensible fallecimiento a la edad de 87 años; la mayor parte de su vida dedicada a su pasión: el beisbol.

Deporte en que incursionó a la edad de ocho años, en su natal Cuba cuando acompañaba a un tío a los juegos de “pelota”, donde era lanzador, en las ligas amateurs.

En una de sus últimas entrevistas, dedicó buena parte de la misma a narrar su paso por el beisbol, rechazando hasta el último momento el retirarse.

“Yo voy a estar como una momia y estaré ‘scouteando’. Voy a estar con dos bastones y aún ‘scouteando´”, insistió.

Fuera del beisbol yo no he sido nada; crecí en una familia muy pobre en Cuba; nunca tuve una niñez alegre; no supe lo que fue tener regalos de los Reyes Magos cuando era niño;  a mí no me dá pena decirlo, yo dormía en el piso con unos trapos viejos, solo cuando llegue a Estados Unidos por primera vez dormí en una cama”.

Fue en el barrio de El Cerro, en La Habana, donde tomó una pelota de beisbol por vez primera a sus ocho años de edad y ahí forjó su carrera.

A los 16 años de edad fue firmado por los Senadores de Washington, quienes se lo llevaron a Estados Unidos, en el lejano 1955

Jugó ocho años como profesional ahí y tres y medio en México. Tras un choque en un partido con un corredor, mientras que él cubría el home plate, Brito salió lesionado por una dislocación del codo que eventualmente lo dejó fuera del profesionalismo. A pesar de que fue operado, el brazo nunca volvió a ser el mismo.

“Caí con el codo a la tierra. En ese tiempo no había ‘DH’ o bateador designado, no podía atrapar tampoco la bola porque el brazo ya no me respondía”, dijo. “Después pasé a ser mánager, scout, he sido de todo en el béisbol, incluso hasta Colombia llegué”.

Refugiado en la Liga Mexicana de Beisbol, fue llamado por Los Dodgers por lo que se mudó en el año de 1968 a Los Ángeles. Sin embargo hubo de esperar diez años para estar con ellos de tiempo completo como buscador estelar.

Su primer descubrimiento fue Roberto “Bobby” Castillo.

Sin embargo, el mismo Mike Brito nunca se cansó de comentar que su mayor descubrimiento fue Fernando Valenzuela, este de una manera fortuita ya que el cazatalentos estaba siguiendo al parador en corto Ali Uscanga.

Fue el propio Toro de Etchohuaquila quien convenció a Brito de firmarlo.

En la temporada de 1981, Valenzuela ganó el Novato del Año y el Cy Young de la Liga Nacional, además de que lideró a los Dodgers a ganar la Serie Mundial.

En una de sus multiples anécdotas, Brito narró: “Le dije a Al Campanis que Valenzuela necesitaba una arma más en su arsenal, como el ‘split finger’ o ‘screwball’. Él me dijo que no teníamos a nadie que pudiera lanzar de esa manera y le dije que tenía a Castillo. Campanis me dijo que lo llevara a Arizona para que trabajara con Valenzuela por una semana”. Según el cubano, el lanzador mexicano sorprendió a todos por haber aprendido en tan corto tiempo el lanzamiento e incluso lo hacía mejor que su maestro Castillo al lanzar la pelota en “dos velocidades”.

Insistió al paso de los años que esta había sido su mejor contratación. Hizo lo que ni Babe Ruth había hecho: llenaba los estadios.

Mike Brito firmó a 31 peloteros que llegaron a Grandes Ligas; se dio el lujo de tener a seis mexicanos con Los Dodgers en 1990.

En su lista destacan: Fernando Valenzuela, Robert ‘Bobby’ Castillo, Luis Sánchez, Karim García, Ismael Valdez, Antonio Osuna, Juan Castro, Dennys Reyes, Gerónimo Gil, Noé Muñoz, Víctor Álvarez, Isidro Márquez, Arturo López, Alfonso Pulido, Eddie Oropesa, David Cortes, Daniel Garibay, Joakim Soria, Oscar Robles y Onelki Garcia. Entre los últimos estuvieron Yasiel Puig y el pitcher Julio Urías.

A los dos últimos los consideró como el futuro del beisbol; Puig lo amarró en Canadá cuando tenia 16 años y de Julio Urías, comentó le llamó la atención que a sus 15 años de edad ya lanzaba a 87  millas por hora.

Sin embargo, el mismo dijo que hubo contrataciones que no dieron el potencial que el scout esperaba como Karim García quien en diez año no llegó a ser la superestrella que el creía podría ser, y otro Omar Rojas: “un cátcher mexicano que le faltó corazón”.

Sumamente anecdótico, Mike Brito hablaba maravillas de su amistad con el también legendario Tom Lasorda o de cómo se llevó crudo y amanecido al pelotero venezolano Vic Davalillo, por dos mil dólares, a jugar con Los Dodgers donde fue una sensación.

Mike Brito ingresó al Salón de la Fama del Beisbol Cubano en 2005; en 2014 fue nombrado Scout Internacional del Año por la MLB y, en 2021 fue ganador del Premio Tony Gwynn de Baseball América por su vida de contribuciones al juego de pelota.

Una etapa poco conocida es cuando incursionó en el cine mexicano en películas de cabaret con Carmen Salinas y Rafael Inclán.

“Siempre la he hecho de cabaret, pero hice una que salgo como un cura. Con Carmen Salinas estuve en Super Mandilón y ella en una escena la agarramos para que no le hiciera la vida difícil a Rafael Inclán. La amarramos a una cama y me dice ‘hasta que va a llover en mi maceta, pero que sea el cubano el primero’, le dije ‘¿por qué yo?’ y me responde ‘porque tú eres el que le mide las b… a Valenzuela’ (risas)”.

También participó en  “108 Costuras”, que incluye a actores y jugadores como Kuno Becker, Ximena Navarrete, Luis Gatica, Adrián González, entre otros; y, por último, en Talent for the Game con el reconocido actor Edwards James Olmos.

A Mike Brito le sobrevive su esposa Rosario; sus hijas Diana y Minerva y cuatro nietas.

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