ALTAR DE MUERTOS.

El altar de muertos es una fusión entre lo pagano y lo cristiano, de acuerdo a nuestras tradiciones.

El espíritu de la ofrenda actual es un rito que toda la familia prepara para recordar a los que se han ido y que, según la creencia, regresan en este día para disfrutar lo que en vida más les deleitaba.

La ofrenda se ubica en un lugar especial de la casa en donde se coloca una fotografía del difunto o los difuntos y una serie de objetos personales que pueden ir desde algún instrumento musical de su agrado; bebida o instrumentos de trabajo.

Sobre una mesa se disponen platillos tradicionales que eran del gusto del finado.

En la mayoría de las comunidades se coloca el tradicional mole, tamales, pan de muertos, calaveras de dulce, calabaza, canastitas con flores, siendo la más común la llamada flor de cempasúchil.

La construcción y representación del altar de muertos depende de la cosmovisión de cada región.

El altar de dos niveles representa la división del cielo y la tierra; en tanto que el altar de tres niveles representa el cielo, la tierra y el inframundo.

Cada elemento de un altar tiene su propio significado.

Los aromas como las especies de laurel, la resina de copal o el incienso representan los productos de la tierra.

El arco en la parte superior del altar de muertos representa la entrada al otro mundo.

El papel de china o papel picado representa el viento; este se usa, por lo general, en colores amarillo y morado para representar pureza y duelo respectivamente,

El fuego se representa con las velas.

No pueden faltar las imágenes religiosas, rosario y la figura de un perro que se supone ayudará a las almas a cruzar el río o el purgatorio.

Sin embargo, insistimos, cada población tiene su propia peculiaridad en cuanto a la forma de celebrar al difunto a partir de su altar.

¿Y, el festejo?.

Comienza cuando una persona de la casa enciende las velas del altar susurrando los nombres de los difuntos, se reza pidiendo el favor de Dios para que lleguen con bien, los familiares se sientan en la mesa y comparten la comida preparada para el festín, escuchando música del agrado del difunto, se habla sobre las novedades de la familia, se recuerdan anécdotas del difunto y se pide por la intercesión del difunto a Dios.

El festejo es un reencuentro, aunque breve, feliz, con la promesa de alcanzarlos en el más allá, llegado el momento.

Al término se apagan las veladoras y se despide a los espíritus, deseándoles buen viaje de regreso al más allá y pidiéndoles que retornen el próximo año. Además de que todo lo que lleva la ofrenda se reparte entre las personas que realizaron dicho acontecimiento.

La visita a los cementerios se hace de obligación. Toda la familia llega a la tumba de su ser querido, hacen la limpieza y la llenan de flores.

En la actualidad las costumbres de honrar a los muertos han disminuido y cambiado, pero aún persisten algunas tradiciones que siguen delatando al pueblo mexicano como poseedor de una rica y antigua cultura.

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