- De nada sirvió el “fuchi, wacala.”
- Una ciudad se paraliza volviéndose noticia lamentable a nivel mundial.
- Guardia Nacional, fuerzas federales y estatales se fajaron por la población de Culiacán.
- ¿Papá ya nos podemos ir?, dice niño mientras su padre lo protege con su cuerpo.
- Funcionarios federales tardaron más de cinco horas en informar al país.
- Este viernes priva calma chicha.
¿Papá, ya nos podemos ir?, es la inocente pregunta que una pequeña criatura hace a su padre; quien lo cubre con su cuerpo contra el pavimento, a un lado de su vehículo.
Igual escena se aprecia en esa avenida no identificada de la capital sinaloense, donde varios padres y madres junto con sus familias bajaron de sus unidades para pegar sus cuerpos al piso en lo que se escuchan las fuertes ráfagas de balazos.
En un centro comercial se rezaba el Padre Nuestro y clamaban a Dios.
Eran las escenas de una ciudad que fue secuestrada y que de nada sirvió el “Fuchi, wacala”.
Oficialmente todo inició a las dos y media de la tarde, de ayer jueves, en el exclusivo fraccionamiento “Tres Ríos” de la ciudad de Culiacán.
Arturo Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal; cabeza del gabinete de Seguridad, tardó poco más de cinco horas en salir a dar un comunicado a los mexicanos; mientras en Culiacán continuaban los momentos de terror e impotencia.
Dijo que los hechos ocurrieron a partir de un patrullaje de rutina, por parte de 30 elementos de la Guardia Nacional y de Sedena en el fraccionamiento Tres Ríos cuando fueron agredidos desde una vivienda; a lo que el convoy repelió la agresión y se tomo control de la vivienda y sus cuatro ocupantes, entre ellos Ovidio Guzmán López –hijo de Joaquín El Chapo Guzmán Loera- a lo que una fuerza mayor conformada por elementos de la delincuencia organizada rodeara la vivienda en mención; además de realizar acciones violentas en la ciudad.
Fueron tan intensas dichas acciones que para salvaguardar la integridad de los pobladores decidieron suspender sus propias acciones; osease que los dejaron libres.
Hasta el momento no existe una relatoría oficial de lo acontecido, salvo lo que se da a conocer a través de las redes sociales y algunos medios de comunicación.
Mientras la autoridad no precisa número de muertos ni heridos, ni siquiera los daños.
Los medios hablan de al menos quince delincuentes, además de dos custodios del penal de Aguaruto; así como un número no determinado de personas heridas, camiones secuestrados –entre ellos uno de la escuela de Agronomía de la UAS- vehículos dañados por las armas, entre ellos varias patrullas; y cierre de carreteras por espacio de varias horas así como la toma de la caseta de peaje de la comunidad de Costa Rica, sindicatura de Culiacán.
Los grupos armados circularon libremente por varias calles y avenidas de la ciudad; mientras la población se encerraba en sus casas, los negocios cerraron con los empleados y clientes en su interior; incluso circuló un video donde en el interior de una conocida tienda de conveniencia las personas se pusieron a rezar.
Las fuerzas armadas y de seguridad se movilizaron para tratar de contener los ataques pero en muchos de los casos eran rebasados por la capacidad de fuego y el número de los integrantes de los grupos delictivos, quienes en un alarde de fuerza fueron hasta el penal de Aguaruto a liberar a 27 internos; aunque el propio secretario de Seguridad Pública estatal, coronel Cristóbal Castañeda Camarillo declaró que “eran entre 30 y 40”.
De estos solamente se reaprendieron a 4. En el ataque dos custodios perdieron la vida.
Los principales enfrentamientos se dieron sobre el puente a Tierra Blanca; avenida Enrique Sánchez Alonso, boulevard Universitarios; colindancias con el estadio Banorte, Avenida Álvaro Obregón, La Costera, Josefa Ortiz de Domínguez y en sindicaturas como Quila, Costa Rica y El Salado.
Café NEGRO Portal asienta: “Dos de los cadáveres quedaron hechos pedazos a balazos frente al restaurante La Maroma y fueron rescatados por los delincuentes, quienes se lo llevaron frente a la mirada de los pocos testigos que había en el lugar, también luego de batallar por poco más de 5 minutos los sujetos armados lograron quitar un rifle Barret que estaba empotrado en la blindada donde asesinaron a dos de sus cómplices. Los dos cadáveres que fueron rescatados por los delincuentes portaban pecheras.”
En los videos que circularon en redes sociales se apreciaba que la mayoría de los integrantes de los grupos delincuenciales son en su mayoría personas muy jóvenes y con poderoso armamento, como se apreció en una camioneta de redilas con una ametralladora Barret montada en la caja; además de vestir con pecheras o chalecos, fornituras y los rostros cubiertos.
Tanto bancos, comercios, planteles escolares y oficinas públicas cerraron sus accesos resguardando al personal dentro; aunque más tarde trascendió que la mentada cadena Coppel conminó a sus empleados a que se fueran bajo el argumento de que las tiendas no eran seguras.
La UAS y la Autónoma de Occidente emitieron comunicados urgentes notificando la suspensión de clases “como medida preventiva y precautoria” para todo el estado; empero, la SEPYC a cargo de Juan Alfonso Mejía solamente machacó, una y otra vez, que en los niveles básico y medio la suspensión se circunscribiría a la ciudad de Culiacán.
Hasta el momento de redactar la presente, las rutas de pasaje foráneo hacia y desde la ciudad de Culiacán están suspendidas quedando varadas cientos de personas en la Central Camionera; lo mismo ocurre en el Aeropuerto Internacional.
Al caer la noche se difundieron videos donde se apreciaba hasta 30 camionetas, de diversos modelos y estilos, desfilando impunemente por la capital del estado.
Cabe hacer un total reconocimiento a las fuerzas federales y estatales que se le jugaron tratando de contener la oleada de ataques hasta que las autoridades les ordenaron doblar las manos.
Una realidad que nos demuestra que de nada sirve el: Fuchi Wacala.