En busca de su salvación

El presidente Andrés Manuel López Obrador lleva dos días acusando al gobierno de Estados Unidos de financiamiento intervencionista a Mexicanos Contra la Corrupción. Es una música conocida, por su odio a la organización que ha ventilado la corrupción en su gobierno, y por lo tramposo del alegato, porque los recursos que entrega a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional, son menores a lo que recibe, de ella misma, el Ejército.

El presidente Andrés Manuel López Obrador lleva dos días acusando al gobierno de Estados Unidos de financiamiento intervencionista a Mexicanos Contra la Corrupción. Es una música conocida, por su odio a la organización que ha ventilado la corrupción en su gobierno, y por lo tramposo del alegato, porque los recursos que entrega a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional, son menores a lo que recibe, de ella misma, el Ejército.

El efecto Bukele

Pocas cosas en la historia reciente de América Latina son más sorprendentes que lo que ha logrado Nayib Bukele en El Salvador, que el domingo fue reelegido con más del 80 por ciento de los votos para una presidencia que, quién sabe cuánto se prolongará en el tiempo. El efecto Bukele no deja de ser la consecuencia de una política populista y autoritaria (él mismo declaró el domingo que con su triunfo comenzaba “una democracia de partido único”), pero es resultado también del indiscutible éxito que ha tenido en su estrategia de seguridad.

Pocas cosas en la historia reciente de América Latina son más sorprendentes que lo que ha logrado Nayib Bukele en El Salvador, que el domingo fue reelegido con más del 80 por ciento de los votos para una presidencia que, quién sabe cuánto se prolongará en el tiempo. El efecto Bukele no deja de ser la consecuencia de una política populista y autoritaria (él mismo declaró el domingo que con su triunfo comenzaba “una democracia de partido único”), pero es resultado también del indiscutible éxito que ha tenido en su estrategia de seguridad.

AMLO y los infiltrados

Jesús Falcón fue el chofer del primer Tsuru blanco que usó Andrés Manuel López Obrador en el gobierno del Distrito Federal. Otro tabasqueño, Nicolás Mollinedo Bastar había llegado a la dirección de logística del Palacio del Ayuntamiento. Nico es originario de Teapa, amigo de la familia Beltrán, y hasta el 2000 llegó a la capital para incorporarse al equipo del líder izquierdista.

Jesús Falcón fue el chofer del primer Tsuru blanco que usó Andrés Manuel López Obrador en el gobierno del Distrito Federal. Otro tabasqueño, Nicolás Mollinedo Bastar había llegado a la dirección de logística del Palacio del Ayuntamiento. Nico es originario de Teapa, amigo de la familia Beltrán, y hasta el 2000 llegó a la capital para incorporarse al equipo del líder izquierdista.

Control de daños en Palacio

El Presidente sangra por la herida de sus hijos. No es algo extraordinario. Sus hijos son la parte más sensible y delgada de su piel, a la que reacciona fuertemente en público y en privado. Por eso no debe extrañar que Andrés Manuel López Obrador haya iniciado esta semana con un nuevo esfuerzo de control de daños ante revelaciones periodísticas y reiterar que sus hijos mayores no son corruptos, y que su jefe de ayudantes tampoco. Está obligado a hacerlo porque si la honestidad es lo que presume y la corrupción es lo que afirma combatir, que sus hijos y cercanos sean tachados de corruptos y deshonestos contradice su narrativa y lo hace ver como mentiroso e hipócrita.

El Presidente sangra por la herida de sus hijos. No es algo extraordinario. Sus hijos son la parte más sensible y delgada de su piel, a la que reacciona fuertemente en público y en privado. Por eso no debe extrañar que Andrés Manuel López Obrador haya iniciado esta semana con un nuevo esfuerzo de control de daños ante revelaciones periodísticas y reiterar que sus hijos mayores no son corruptos, y que su jefe de ayudantes tampoco. Está obligado a hacerlo porque si la honestidad es lo que presume y la corrupción es lo que afirma combatir, que sus hijos y cercanos sean tachados de corruptos y deshonestos contradice su narrativa y lo hace ver como mentiroso e hipócrita.

El autoengaño.

Jorge Ramos le dijo a Andrés Manuel López Obrador una verdad incontrovertible que ni la irritación del Presidente ni sus descalificaciones al periodista de Univisión ni “los otros datos” que presentó lograron cambiar la realidad: este sexenio es el más sangriento que México haya tenido en tiempos de paz.

Jorge Ramos le dijo a Andrés Manuel López Obrador una verdad incontrovertible que ni la irritación del Presidente ni sus descalificaciones al periodista de Univisión ni “los otros datos” que presentó lograron cambiar la realidad: este sexenio es el más sangriento que México haya tenido en tiempos de paz.