Alberto Aguirre
Después de una década de luchas soterradas, los Chuchos tomaron control de la dirigencia nacional del PRD hace 15 años, durante la primera campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador. En la embestida final, impidieron que Alejandro Encinas llegara a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional.
Desde el 2009, pasaron por ese cargo, Jesús Ortega, José Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Zambrano y Agustín Basave. En ese lapso, el partido del sol azteca vio salir a sus líderes fundadores, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo —ambos, presidentes del partido—y a los siguientes dirigentes nacionales: Andrés Manuel López Obrador, Pablo Gómez Álvarez, Amalia García Medina y Leonel Cota Montaño.
El PRD se sumó al Pacto por México en el 2012 y tres años después nació Morena. La izquierda social ganó la Presidencia de la República y los Chuchos fueron identificados por sus excompañeros como integrantes de la mafia del poder, aunque mantenían en la Ciudad de México —con Miguel Ángel Mancera—y Michoacán —con Silvano Aureoles— dos bastiones importantes.
Mancera y Aureoles —quien originalmente era cuadro de Foro Nuevo Sol, la corriente fundada por Amalia García— contaban con el respaldo de la actual directiva partidista, encabezada por Jesús Zambrano Grijalva desde hace tres años, para competir en el proceso de elección del responsable de convocar a la construcción del Frente Amplio por México, el mecanismo de concertación que sustituirá a Va por México, la coalición electoral en la que participan PAN, PRI y PRD desde hace tres años.
Tras de la irrupción de Morena en el 2015, los votos por la izquierda en México dieron un vuelco dramático. De ser la tercera fuerza electoral, el PRD pasó a encabezar la chiquillada, con 7% de la votación nacional.
En vísperas de la elección presidencial no obstante de los recientes resultados en Coahuila y el Estado de México, los perredistas quieren hacer valer su peso electoral. Y tras de la exclusión de Aureoles y Mancera de la fase final del proceso de selección, valoran su permanencia en el FAM.
Aureoles y Luis Espinoza Cházaro –actual coordinador de la bancada perredista en San Lázaro y aspirante a la candidatura frentista en la CDMX—forman parte del bloque más radicalizado, que plantea una ruptura fulminante.
Los Chuchos enfrentan una rebelión significativa. Zambrano ya permitió que la facción que encabeza Acosta Naranjo (los Galileos) dejaran las filas partidistas y al interior del partido creen que sería proclive a la candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez, aunque su relación no es tersa.
Si la discordia se apodera del PRD, puede ocurrir un nuevo cisma, que dejaría damnificada a Verónica Juárez Piña, la actual coordinadora nacional de Nueva Izquierda, quien vería trunca su carrera a la presidencia nacional del partido.
Por lo pronto, la dirigencia nacional de PRD decidió automarginarse del proceso para designar al responsable de constituir al Frente Amplio por México.
La primera etapa del proceso concluyó con la presentación del cuarteto designado por el comité organizador y siguió con la primera sesión del foro “Visiones de México, Diagnóstico y mirada al Futuro”, que servirá para definir a los tres finalistas. El próximo 16 de agosto empezará el levantamiento del sondeo de opinión pública que definirá quiénes son los tres aspirantes que acudirán a los foros regionales y se medirán en una encuesta más y en las urnas. En todo este trayecto, la colaboración de la sociedad civil con los partidos es vital. Y la ruptura, el riesgo inminente.
Efectos secundarios
RETORNO. Con discreción, Aurelio Nuño ha retomado su agenda pública. El exjefe de la Oficina de Enrique Peña Nieto y extitular de la SEP regresó a la Ciudad de México a finales del mes pasado, luego de una estancia de tres años en Boston.
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Publicado por El Economista