Familias en México se han visto severamente afectadas debido a que la pandemia por COVID-19 ya cobró la vida de madres o padres de familia, una situación que ha dejado alrededor de 185,000 niños huérfanos, incapaces de llevar sustento a sus hogares
MEXICO.- En unos pocos días, los hijos de Angelica Romero se quedaron huérfanos de padre. Ocurrió en el mes de enero, la familia se contagió de COVID-19 y Inocente Arellano murió cuando a los 50 años recién cumplidos. Dejó huérfanos de padre a cuatro niños de 16,15, 12 y 11 años.
Esto significa en el día a día que no hay para los gastos que él daba, la comida, la despensa y la crianza de las vacas que tanto gustan al muchacho mayor, aficionado a los jaripeos, los rodeos, la música de banda que conlleva una actividad tan representativa del campo mexicano.
“Ahora sobrevivimos de la venta de garbanzos y de elotes”, precisa Angelica Romero
El comercio de estos granos se volvió su sustento principal en San Miguel Curahuango, Michoacán; antes, era sólo un ingreso complementario al salario de su marido que vendía muebles entre su pueblo y Querétaro hasta que se enfermó del coronavirus.
La familia es una de las miles de víctimas de la pandemia que dejo alrededor de 185,000 huérfanos, según los cálculos extraoficiales de algunos senadores porque no hay un censo oficial sobre el número de menores que han perdido a sus padres por la COVID-19.
Sólo se sabe por un comunicado de prensa de la Secretaria de Gobernación que alrededor de 42% de las muertes por el coronavirus eran jefas o jefes de familia y que al día de hoy, con el Estado mexicano no se tiene un censo oficial de niñas, niños y adolescentes que, como resultado de la muerte de su padre o madre o incluso los dos, hayan quedado en la orfandad.
Trabajar para la obtención de ese conteo “es un reto fundamental que afrontan las autoridades”, consideró la secretaría ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, Brenda González, y agregó que es urgente que se tomen “medidas conjuntas para proteger personas menores de edad en orfandad motivada por la muerte ya sea de madre o padre por covid-19”.
Ante la falta de un programa federal, algunos estados anunciaron becas de apoyo. En Ciudad de México, a los 2,300 menores perdido a alguno de sus padres a consecuencia del covid-19 les entregarán la beca Leona Vicario con alrededor de 40 dólares mensuales para menores de entre 0 y 17 años
“Queremos que la tengan hasta que sean mayores de edad pero se tiene que legislar”, dijo Esthela Damián, titular del DIF Ciudad de México.
Una ley permitiría que el apoyo no fuera sólo coyuntural sino que las siguientes administraciones fueran obligadas, pero aún no se tiene ninguna iniciativa.
Situación similar se vive en Guanajuato, donde el gobierno aplicará un fondo superior a los 750,000 dólares para el año escolar de agosto 2020 a junio 2021. Las becas serán anuales por un monto que va de los 100 a los 1000 dólares dependiendo del nivel escolar. Pero no hay garantía de que se conserve los siguientes años.
Angélica Romero está muy preocupada porque su muchacho de 17 años en Michoacán está a punto de salir de la preparatoria y no se ha enterado de algún tipo de ayuda. “Ya él está pensando en irse a Estados Unidos donde está mi hijo mayor”
El chico quiere ser veterinario, pero en los últimos tiempos se le ha cargado la mano para que coopere con trabajo: la venta de entre 20 y 30 elotes al día no es suficiente y la mamá apenas se está recuperando de una operación de la matriz para extirparle un tumor.
Antes, cuando el padre vivía, el muchacho se dedicaba a sus estudios y tenía como pasatiempo la crianza de las vacas; ahora debe aprender la forma de cultivar la tierra para el alimento del ganado.
“Es muy triste porque él tenía todo para quedarse en México”, dice la activista Elvira Arellano, quien es tía del muchacho y quien actualmente pelea por su documentación en Chicago como parte de la organización Sin Fronteras.
“Aquí seguimos en las sombras y a él no se le debe truncar el sueño que tiene”.
Arellano considera que ahora más que nunca hace falta el apoyo y la solidaridad desde Estados Unidos para esos niños que quedaron huérfanos. “El gobierno sigue viendo para otro lado”.
Cuando estalló la pandemia en San Miguel Curahuango, en enero pasado, Elvira se enteró por algunos medios de comunicación locales que sigue en Facebook. De ese modo supo que la comunidad tenía problemas para conseguir tanques de oxígeno y así empezó una campaña de recolección de fondos. Por esos días murió su hermano.
Desde EEUU se hizo de todo para salvar más vidas con más tanques de oxígeno. Una persona en Chicago les donó 20 tanque, pero enviarlos era tan difícil que estuvieron detenidos mucho tiempo porque en el avión no los recibía y el envío por correo era imposible de pagar. “Queríamos salvar vidas, pero los recursos eran tan limitados”, cuenta Arellano.
“Fui al consulado de México, pero estaba cerrado y dejé una nota, pero sólo me dieron el teléfono de una aduana”.
Al final, por ayuda de mucha gente, recaudaron 10 concentradores, 24 tanques de oxígeno y cinco medidores que finalmente “pasaron indocumentados”.
“Ahora tenemos el reto de los niños y los jóvenes huérfanos: nos preocupa y vamos a ver qué más se puede hacer desde este lado”, advierte Elvira quien está consciente de las dificultades que sin documentos se pueden tener en EEUU con el salario mínimo ni la posibilidad de crecer, de hacer algo más que los trabajos de limpieza.
“Pareciera que aquí es la solución, pero ya estando aquí te das cuenta de que no es tan sencillo, que ganas en dólares y así gastas y al final no creces. Ojalá después de la pandemia haya más oportunidades allá y la inseguridad mejore porque estos niños merece estar en su país y crecer”.
El reto mayor es para los niños que quedaron sin los dos padres. A través de las redes sociales la usuaria Ina López Hernández, solicitó ayuda para dos pequeños cuyos padres murieron por COVID y la muchacha de 17 hoy se tiene que hacer cargo de su hermano de 16 con incapacidad. ¿Quién puede ayudarles?