- Iniciaron investigación en 2020 cuando llegaron sinaloenses, dicen.
La policía desarticuló en España una organización criminal internacional dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos, en una operación en la que detuvieron a 24 personas y se incautaron de 37 kilos de cocaína y mil kilos de mariguana, además de armas, vehículos y viviendas valorados en 7 millones de euros.
La organización contaba con una estructura de sociedades en España, Colombia, Suiza y Portugal para blanquear el dinero, informaron fuentes policiales.
El dispositivo, en el que participaron más de 200 agentes, consiguió desmantelar dos invernaderos destinados al cultivo de mariguana y dos laboratorios para el procesado de cocaína, uno de ellos en el domicilio del líder de la red en Madrid, aunque la investigación se extendió a otras provincias españolas, como Málaga (sur) y Guadalajara (centro).
También se cursaron órdenes europeas de investigación y solicitudes judiciales a otros países.
La investigación se inició a finales del 2020 cuando se detectó la llegada a Madrid de varios ciudadanos mexicanos, procedentes del estado de Sinaloa, que se instalaron en diferentes viviendas de lujo, y que comenzaron a trabajar en grandes plantaciones de mariguana de la provincia de Guadalajara.
Las indagaciones permitieron identificar a un clan familiar, vinculado con cárteles mexicanos, que había introducido en España más de diez millones de euros en metálico y oro con la finalidad de asentarse.
Los investigados comenzaron a comprar decenas de vehículos y viviendas de lujo, así como a adquirir varios negocios y a constituir sociedades para canalizar los beneficios obtenidos de la venta de droga.
Asimismo, “compraron” a funcionarios para que les ayudaran a asentarse y a conseguir documentación.
La Policía comprobó que el clan familiar se relacionaba con ciudadanos españoles y extranjeros con antecedentes y condenas por narcotráfico que les facilitaban la entrada al mercado de la droga.
En un primer momento, el entramado basó su modelo de negocio en constituir sociedades en España, Portugal y Suiza para la explotación de los cultivos de marihuana que tenían por diferentes provincias y cuya finalidad era la extracción de productos derivados del cannabis en laboratorios de Suiza y Portugal.
Con el transcurso de la investigación, se detectó la llegada a España de personas, procedentes de Sudamérica, a las que la organización usaba de “mulas” para introducir cocaína base en paquetes de café.
La droga era procesada, envasada y serigrafiada en dos laboratorios de la provincia de Madrid y la vendían a personas que llegaban de Croacia y Holanda con las que habían cerrado negocios previamente.
Además, también contaban con otras redes de distribución a través de ciudadanos chinos y otros vendedores, ubicados en diferentes localidades de Madrid, que incluso introducían la droga en centros penitenciarios.
Los detenidos cambiaban constantemente de viviendas (todas ellas de lujo) y se dedicaban a la compraventa de joyas y vehículos deportivos cuyos precios superaban los 500 mil euros, como medio de blanquear los beneficios del narcotráfico.