Eduardo Ruiz-Healey |
a primera vez que entrevisté a Ricardo Monreal, en 1995, era un senador priista de 35 años que representaba a Zacatecas, su estado natal. Llevaba 10 años de pertenecer al PRI, partido que le dio la oportunidad de ser, primero, regidor en Fresnillo (1985-1988), luego diputado federal (1988-1991), después senador (1991-1997) y, finalmente, nuevamente diputado federal, en 1997, pidiendo licencia a dicho cargo en 1998 para buscar la gubernatura de Zacatecas.
Al empezar 1998 renunció al PRI y se fue al PRD cuando el dedo de Ernesto Zedillo señaló al entonces diputado federal Marco Antonio Olvera para ser el candidato de ese partido a la gubernatura zacatecana.
El PRD que entonces presidía Andrés Manuel López Obrador le dio la candidatura a la gubernatura que el PRI le negó y en la elección del 5 de julio de ese año la ganó con el 44% de los votos. Asumió el cargo faltando una semana para que cumpliera 38 años.
Después de ser gobernador se desempeñó como senador por el PT, partido aliado al PRD, de 2006 a 2012; diputado federal plurinominal por MC, en ese entonces también aliado al PRD, de 2012 a 2015; jefe delegacional morenista de Cuauhtémoc, CDMX, de 2015 a 2018 y, actualmente, senador por Morena desde 2018 hasta 2024.
La decisión que tomó ayer 15 de diciembre, de no apoyar el “plan b” de reforma electoral de AMLO, probablemente signifique el fin de su carrera política dentro de Morena, por más que Andrés Manuel haya dicho que el zacatecano no saldrá del partido porque en éste no habrá purgas “por convicción, y además porque no queremos que vayan a usar una actitud de intolerancia para afianzar la creencia conservadora de que somos estalinistas (…) Entonces, no pasa nada si un político toma una decisión. ¿Quién va a juzgar? El pueblo, la historia es la que va a poner a cada quien en su sitio”.
El hecho es que desde ayer 15 de diciembre, el presidente empezó a poner a Monreal en su sitio porque, al responder una pregunta sobre la decisión del aún coordinador de los senadores morenistas, ni siquiera mencionó el nombre de quien durante tantos años fue su fiel incondicional.
Lo que sí hizo fue darle las gracias a los 69 senadores que votaron a favor del “plan b” a pesar de que muchas de las reformas a cinco leyes aparentemente son violatorias de la Constitución, algo sobre lo que deberá decidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es más, le ordenó a su vocero Jesús Ramírez Cuevas, que ahí mismo leyera los nombres de los 69.
Es obvio que están contados los días de Monreal como coordinador de los senadores de Morena. También es difícil creer que se mantendrá mucho tiempo dentro de ese partido, por más que AMLO haya dicho que no habrá purgas porque no son estalinistas. Basta ver la manera soez y vulgar en que algunos legisladores morenistas se expresaron ayer 15 de diciembre, del zacatecano para entender que se convirtió en un apestado para ellos.
¿Cuál es el futuro del zacatecano? Algunos aseguran que, después de aceptar que Morena y AMLO nunca lo harán su candidato presidencial, decidió presentarse ante la opinión pública como un paladín de la legalidad y defensor de la autonomía legislativa para así posicionarse como un candidato presidencial de una alianza de partidos de la oposición que pudiera ser más atractivo que los que se mencionan actualmente.
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