Una señora hace malabares con tres pelotas.
Una joven mujer ofrece dulces en una bolsa.
Son Martha y Marina, madre e hija y trabajan en los cruceros del puerto para ayudarse económicamente con los gastos de la casa. Martha hace malabares y Marina, ofrece dulces a cambio de una moneda.
Esta vez les tocó trabajar en el crucero de Insurgentes y Juan Pablo Segundo.
“Salimos para salir adelante. La verdad mi mamá sale para comprar sus medicamentos. Tengo unos niños. Tengo unos gastos mayores de escuela”, Marina, hija Martha.
Son dos los niños a los que tiene que pagarle sus inscripciones en la Escuela.
Doña Martha asegura que así la enseñaron y no solamente a extender la mano para que le regalen el dinero. A ella le gusta ganárselo.
“Así me enseñaron, no nomás a estirar la mano. Me gusta mi trabajo. El día que no salgo siento que hasta me voy a volver loca. No necesito de eso. Necesito a mi público”, comentó