- ¿Alguien, por favor, quiere pensar en los niños?: Elena Alegría. (Los Simpsons).
- Necesitamos pensar en los niños… es necesario que regresen a la escuela: Andrés Manuel López Obrador.
FELIPE AURREOLA.
“Es preferible perder clases que la vida”, diputado Mario Rafael González.
El Gobierno Federal por medio del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha empecinado en el regreso de los niños de educación básica a la escuelas, a clases presenciales, para finales del mes de agosto.
No existen condiciones, pero eso parece no importarle, el caso es imponer su voluntad contra toda lógica, contra toda realidad.
Le siguen el juego su titular de la SEP, Delfina Gómez Álvarez, la mayoría de los gobernadores y legisladores.
No hay quien le explique los riesgos; a pesar de que la mayoría de la población rechaza tal decisión, mientras no se den las condiciones adecuadas; y la principal es que se pretende enviar a millones de niños a las aulas sin estar vacunados.
Al día lunes 25 de julio solamente 22 millones 900 mil mexicanos habías recibido sus dosis completas; todo esto en medio de una tercera oleada de Covid, mismo que están minimizando por que si bien es mayormente contagiosa es menos letal. Vaya consuelo.
En algunas partes de México apenas se ha dado inicio a la vacunación de los jóvenes mayores de 18 años. Se estima que para el mes de octubre inicien con los de 12 años. Entonces cabe preguntarse cuando iniciarían con los menores de esa edad.
Aún así la terquedad presidencial quiere arriesgarlos.
El jueves 22 de julio, en su habitual perorata matutina, ex presó que necesitamos pensar en los niños y el regreso de estos a la escuela es la mejor terapia emocional. En el clímax de su inconsistencia verbal añadió que hay que cuidarlos para que no se contagien.
Empero, como pretende que se les cuide de un contagio cuando son el sector vulnerable que no ha recibido la vacuna pertinente.
A quienes expresan resistencia para que los niños regresen a clases los tildó de demagogos.
En el juego de vencidas que desarrolla todos los días con el resto de la sociedad mexicana; el demagogo presidencial, manifestó, desde Veracruz, que no es no y que el regreso a clases se dará.
“Llueve, truene o relampagueé”, había declarado horas antes. A esta terquedad criminal se han sumado organismos como el llamado Mexicanos Primero Sinaloa, un ente que antes era administrado por el actual secretario de Educación Pública de Sinaloa, Juan Alfonso Mejía; y hoy dirige Gustavo Rojas Ayala. Esta persona declaró que es correcta la decisión de regresar a clases.
Lo declara a sabiendas de que no hay condiciones de salud ni condiciones de infraestructura; pues en este año y medio de pandemia.
El gobierno federal y los estatales las dejaron en el abandono, permitieron su vandalización. No hay tiempo para su dignificación, y por si fuera poco los costos económicos de las medidas sanitarias en los planteles van a pretender cargárselos a los padres de familia.
Padres de familia que deben de alzar la voz mucho más fuerte.
El diario nacional, El Universal, dio a conocer el resultado de una encuesta telefónica realizada que arroja como resultado que el 68.1%, no percibe que el gobierno federal y las administraciones estatales se hayan preparado adecuadamente para un regreso seguro.
71.6% de los participantes se manifestó en contra del retorno a las aulas. Un 22.7 dijo estar de acuerdo. Y, en otra de las preguntas de cruce, el 42.9% de los ciudadanos opina que los alumnos deberían esperar seis meses para regresar a clases presenciales.
Los detalles puede usted consultarlos en la plataforma del diario en mención.
El Gobierno federal trata de convencer a la ciudadanía de que existen las condiciones y esgrime cómo punta de lanza justificativa y de convencimiento el contar con la estrategia, programa y curso de capacitación denominado Regreso Seguro.
De acuerdo con lo comunicado por la SEP, Retorno Seguro fue desarrollado en colaboración con la “Secretaría de Salud (SSa), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), así como con la participación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)”.
Lo preocupante es que ni los mismos educadores, profesores y trabajadores de la educación confían en ello.