LA SONAJA. Crisis en la partidocracia mexicana.

 

  • A diferencia de los partidos con dueño; PRI y PAN van por la sobrevivencia económica y política de una pandilla de impresentables.

Felipe Aurreola.

felipeaurreola01@gmail.com

Resultaba obvio que una vez concluido el proceso electoral, los partidos políticos nacionales entrarían en una fase de autoanálisis, evaluación de resultados y –en algunos casos- la renovación de sus dirigencias.

En los primeros dos puntos; autoanálisis y evaluación de resultados, ni uno solo lo ha hecho.

En cuanto a la renovación de sus dirigencias, solamente Morena, PAN y PRI están en esa fase; y eso les ha ocasionado o está ocasionando conflictos internos.

Esto no ocurre  con otros partidos monolíticos que son propiedad de una persona o una familia; como son el PT, PVEM y Movimiento Ciudadano. Casos que son dignos de análisis posterior.

Los otros tres partidos: Morena, PAN y PRI se encuentran en el proceso de renovación de sus dirigencias, pero cada uno de estos con características propias.

En el caso de Morena, tras lo que será la conclusión del periodo de Mario Delgado Carrillo –próximo secretario de Educación del Gobierno Federal- la candidata natural se consideraba a la secretaria General, la senadora Citlalli Hernández; sin embargo ante los movimientos de un grupo interno que impulsa a la actual secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y al reconocimiento por la misma de tener interés en la dirigencia nacional; orillaron a Citlalli a hacerse a un lado.

Citlalli Hernández cuenta con redes de simpatizantes a lo largo del país pero por lo visto imperó la simpatía presidencial por Luisa María Alcalde.

El proceso está cantado y será terso.

Lo mismo podría ocurrir en el PAN, dado que tras los fuertes señalamientos de grupos internos encabezados por representantes del Yunque y desplazados por Markos Cortés, este conflicto se dirime en órganos internos no tan dados a ventilar los asuntos en los medios.

Ya se instituyo la comisión que regulará y organizará el proceso interno.

A diferencia de Alejandro Moreno, Cortés no tiene todo el control ni la fuerza para avasallar. Amén de que existe una mayor y fortalecida tradición democrática al interior de ese partido que en su ex aliado.

Marco Cortes se ha resignado a ser senador y haber acomodado a sus cercanos.

El proceso interno de sucesión en Acción Nacional propiciará un reacomodo de los grupos y la repartición de parcelas de poder.

El caso más patético se está viviendo en el PRI.

La fricción y la lucha fratricida salta a la vista.

El ex gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas; jugo a dos bandas.

A lo largo del proceso electoral federal, “Alito” contó con información privilegiada de las verdaderas tendencias de la votación, por lo que se dedicó a fortalecer la ruta que permitiera acomodar a sus condicionales en las posiciones plurinominales o garantizarles las primeras minorías en el caso del Senado.

Su ruta alterna fue organizar lo que hoy está en el centro de la polémica: las reformes estatutarias para perpetuarse otros ocho años  al frente de la dirigencia nacional; sin importarle la división y la estridencia.

El PRI no tiene un presidente al frente tiene a un porro y eso queda demostrado día con día.

Logra una narrativa donde acusa lo mismo a disidentes como a las voces discordantes como traidores y causantes de la debacle del partido.

Dichas voces, tienen como última esperanza que el Trife, ante quien impugnado, les de la razón e invaliden las reformas… se ve difícil pero no imposible.

Alito Moreno Cardenas y sus amanuenses no soltarán un negocio que representa casi mil millones de pesos en prerrogativas y la posibilidad de enormes negocios negociando con Morena.

Al tiempo.

Lo cierto es, que ante el descredito del PRI; descredito del que él mismo es ampliamente responsable, cambiará, en breve, de nombre pero no de mañas.

felipeaurreola01@gmail.com

 

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