- Una muestra de la humillación y desprecio fue la falta de invitación a la inauguración del AIFA. Insiste en no confrontar al Presidente.
- Ineptos sus asesores y encargados de comunicación política y social.
Felipe Aurreola.
Para nadie es un secreto la capacidad política, conciliadora y acomodaticia del senador de la República, Ricardo Monreal Avila.
Político que ha forjado su carrera y cacicazgo a lo largo de una trayectoria que lo ha llevado a disfrutar las mieles del poder. Primeramente en el PRI, luego en el PRD y actualmente en Morena, de donde no tarda en salir por la puerta de atrás.
Ha sido tres veces diputado federal, gobernador del estado de Zacatecas donde ahora tiene como heredero a su hermano; alcalde en la Ciudad de México, asambleísta y actualmente Senador.
Intentó ser Gobernador de CDMX.
Su ambición es ser Presidente de la República.
Fue considerado, a inicios de la actual administración, como el tercer personaje más influyente de la Cuarta Transformación.
Hoy es un apestado. Su presencia y actitudes generandesconfianza.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien durante muchos años le tuvo aprecio, hoy no disimula su repulsa y envía señales claras del menosprecio que le merece de cinco meses a la fecha y con sus gestos propicia que las artillerías se dirijan a la destrucción de este personaje.
Ricardo Monreal Ávila se dio cuenta desde hace tiempo y por eso utiliza un doble lenguaje; la aparente lealtad y la amenaza soterrada. El encuentro con los enemigos mediáticos de a quien dice respetar.
“Yo estaré en la boleta electoral y espero ser por Morena”, ha dicho. Videos y grabaciones lo prueban.
Desde hace tres semanas los obuses tendientes a arrinconarlo y buscar su salida de Morena; por más que presuma de apoyo de un alto porcentaje de su bancada.
Sus traiciones a Morena, sobretodo en la Ciudad de México, han sido la gota que está colmando el vaso de altos mandos y cabezas de grupo, que influyen en el propio Presidente López Obrador.
Y para muestra bastan algunos ejemplos:
El último, ha sido el desaire al ser el único político de Morena en no ser invitado a la inauguración de Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el pasado 21 de marzo, a donde el presidente llevó a mil 500 invitados.
Justo cuando se cumple un año de que el senador dejó de ser invitado a desayunos semanales privados con el Ejecutivo Federal.
Esa es la más reciente humillación que le han propinado desde la Más Alta esfera del Poder.
Antes de esta ha sido el proceso de suspensión de la alcaldesa de Cuauhtémoc, en Ciudad de México, Sandra Cuevas; alfil del senador Monreal. Persona que llegó mediante la alianza PRI-PAN-PRD, luego de que Morena la bloqueara como candidata. Fue un capricho y traición de Monreal. El operó su cambio de bando y hoy le cobran la factura.
Pocas semanas antes, en Veracruz se detuvo y sometió a proceso a su secretario técnico en la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río, personaje que ha librado dicho proceso en el que está inmiscuido como operador el propio gobernador de Veracruz; enemigo político del senador.
Su hermano, David Monreal Ávila, gobernador actual de Zacatecas y pieza continuista del cacicazgo de los Monreal en dicho estado; ha sido abandonado y el G.F. en los hechos está cruzado de manos ante la ola delincuencial que enfrenta la entidad, aunque en el discurso se diga otra cosa.
La supervivencia de Ricardo Monreal estriba en el control y lealtad que logre mantener entre los 61 senadores de Morena; terreno al que han mandado al secretario de Gobernación, Adán Augusto Hernández, a minarlo.
Se dice que la última carta de Ricardo Monreal en contra del acoso presidencial es tratar de conservar la lealtad de 20 senadores para poder chantajear o boicotear las reformas que se busca concretar en esta semana santa, principalmente la eléctrica. Después de esta sigue la electoral y la relativa a la Guardia Nacional.
Mientras tanto, una realidad observable es que los asesores del senador Monreal Ávila en materia de Comunicación Política y Social se han enfocado solamente en buscarle presencia mediática entre columnistas y escasos medios de la capital del país y han errado permear información de sus labores en los estados del país.
Están atrasados en la difusión de la imagen y eso les afectará si es que después del mes de abril pretenden irse abriendo espacios con miras a la búsqueda de una candidatura al 2024.
En esta ruta hacia el callejón de su expulsión, el senador Monreal Ávila ha insistido en que “nunca” confrontaría al Presidente López Obrador.
Actualmente se da tiempo para recorrer el país presentando su libro titulado “Las Grandes Reformas para el Cambio de Régimen”.
Es en estos actos donde, aún y cuando no venga al caso; reitera que estará siempre al lado del Presidente pero tampoco se separará de su posición de ser candidato a la Presidencia de la República.
“Estaré en la boleta para el 2024”, se enterca a sabiendas de que es su última oportunidad para aspirar a la más alta magistratura del país.
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