Hablan sobre el origen de la riqueza mazatleca.

Historiador Pedro Pablo Favela cuenta a detalle Los orígenes de nuestra riqueza: bases de la economía de Mazatlán en el siglo XIX
  • Historiador Pedro Pablo Favela cuenta a detalle Los orígenes de nuestra riqueza: bases de la economía de Mazatlán en el siglo XIX

El doctor Pedro Pablo Favela Astorga protagonizó una importante conferencia en las instalaciones del Archivo Municipal, dónde ante decenas de asistentes dio detalles de su investigación y narró como Mazatlán se convirtió en un referente del comercio exterior en México durante las primeras décadas del siglo XIX.

Durante la ponencia “Los orígenes de nuestra riqueza: bases de la economía de Mazatlán en el siglo XIX”, con documentos que datan de 1820, el historiador sinaloense explicó cómo fue el crecimiento de esta ciudad, un lugar el cual hasta antes de su crecimiento era usado por navegantes quienes utilizaban el punto para descargar, y llevar el producto a lugares como Villa Unión, El Rosario y Concordia, villas establecidas y grandes ciudades de aquellos años.

Historiador Pedro Pablo Favela cuenta a detalle Los orígenes de nuestra riqueza: bases de la economía de Mazatlán en el siglo XIX

En su investigación el historiador señaló que la ahora ciudad de Mazatlán era conocida como “Bahía Ortigosa”, en referencia a la familia originaria de El Rosario que se asentó y ayudaba a los navegantes a trasladar sus mercancías.

Aseveró que en el año de1822 nace Mazatlán como puerto gracias al comercio exterior y fue hasta 1827 cuando se instaló la aduana, formalizando está creciente ciudad que en las próximas décadas brilló a nivel nacional.

“Antes hubo movimiento en la zona, pero eran aventuras de piratas. En aquellos años se importaba algodón, vino, telas, y los nativos de esta ciudad ofrecían semillas, frutos, que servían a la tripulación para sus aventuras en el mar, con este crecimiento acaudaladas familias europeas, se acrecentaron en el puerto, incrementando el comercio y la cultura en la ciudad, este auge llegó a su fin con las  enfermedades, una guerra civil con Culiacán y la llamada fiebre del oro en California”, dijo el investigador.

Al inicio de su charla el sinaloense señaló que lo nombran como “el historiador de anónimos”, sobrenombre que le gusta y acepta, pues en esta investigación, no figura ni un hombre en específico, pero si una comunidad que con esfuerzo e inteligencia, poco a poco logró darle un giro importante y benéfico a lo que hoy es esta prodigiosa ciudad.

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