ALEJANDRO JIMENEZ (EL SOL DE MÉXICO)
Esta semana se confirmó que dos mujeres contenderán por la Presidencia de la República el próximo año: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
Guadalupe Taddei es la consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral que organizará y dará legalidad a los comicios federales de 2024.
Luisa María Alcalde es la secretaria de Gobernación más joven en la historia de nuestro país y una antecesora suya, Olga Sánchez Cordero, fue la primera dama en ocupar dicho cargo por primera vez.
Con la toma de posesión de Delfina Gómez, del gobierno del Estado de México, el próximo viernes, serán en total 10 las mujeres presidiendo gobiernos estatales y se espera que tras los comicios del próximo año, de menos cinco se sumen a la lista.
La morenista Ana Lilia Rivera preside el Senado de la República en el actual periodo ordinario de sesiones.
La Mesa Directiva de la Cámara de Diputados es encabezada por la diputada Noemí Berenice Luna Ayala, luego de la solicitud de licencia de Santiago Creel Miranda.
Asimismo, esta semana fue elegida la diputada Gabriela Salido como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de la Ciudad de México. De los once integrantes de dicha mesa, ocho son mujeres. Salido dijo que la jornada de su nombramiento, el martes pasado, pasará a la historia en materia de igualdad de género, pues los tres órganos legislativos con sede en la Ciudad de México están presididos por mujeres.
Bien que así sea, y basta ya de preguntas inútiles como “si México está preparado para tener una mujer Presidenta” o cargo político de primer nivel. Hay quienes piensan que llegamos 50 años tarde al rompimiento del techo de cristal político, porque en Argentina ya había elegido a María Estela Martínez de Perón para presidir sus destinos y otros países latinoamericanos más lo han hecho después.
No importa, el caso es que llegamos y, como en todo, lo necesario será introyectar eso como una nueva normalidad. Sin retrocesos.
Que se pueden equivocar o tener tropiezos en su función, como cualquier otro ser humano, es entendible. Que se les pueda y deba criticar de manera libre por sus acciones será lo normal, pero nunca por su género.
Vivimos en un país todavía muy machista. Con altas tasas de violencia hacia las mujeres, con acoso de todo tipo rondándolas y feminicidios al alza. Es ahí donde las mujeres en la política deberán dejar marcada su huella, con políticas públicas de género, con la sensibilidad de las que los hombres muchas veces no gozamos.
Como nos ha dicho la periodista Sara Lovera: qué bien que las mujeres lleguen a ocupar los cargos. Lo importante ahora es que no repliquen los comportamientos de los hombres, que no lleguen para servirlos a ellos, sino para diferenciarse de los mismos en materia de acciones de gobierno que ayuden a que el país sea más igualitario y justo.
Todo buscando que llegue un día en que el tema del género sea irrelevante y sólo la capacidad y honestidad sean los únicos requisitos para ocupar cargos y presidir el poder. De momento, y aunque nos falte mucho, esta semana fue buena en tal dirección.
