– Ciudadanía debe sumarse para apoyar la reconstrucción.
– Las ayudas y apoyos deben de canalizarse a través de instituciones y organismos con calidad moral.
Alfredo Ramírez.
Una vez más, en menos de un mes, un sector de nuestra población se ve afectada po los fenómenos naturales.
¡Parece Karma!, dijo un baboso.
Exactamente, a 32 años de distancia, Ciudad de México vuelve a ser víctima de un fenómeno natural de grandes dimensiones como lo es un temblor, tipo trepidatorio, magnitud 71. grados. Hubo dos replicas.
Hace 32 años el temblor en la Ciudad de México nos dejó muchísimas lecciones: un gobierno soberbio e imbécil que tardó 32 horas en reaccionar. Que desprecio la ayuda internacional.
Recordemos aquella frase nefasta, del entonces presidente Miguel de La Madrid,: “México tiene los suficientes recursos y unidos, pueblo y gobierno, saldremos adelante. Agradecemos las buenas intenciones pero somos autosuficientes”
Así lo dijo una lacra enferma de soberbia, que solo alcanzo a reaccionar cuando se dio cuenta que miles de personas salieron a auxiliar al resto de sus conciudadanos, que se organizaron espontáneamente.
Tuvo terror de verse rebasado y así fue.
Todavía recuerdo como si fuera ayer, como la televisión nacional e internacional, nos mostró la imagen de un presidente de la República que acudió a ver los daños, sin bajarse de su limusina, simplemente bajando el cristal. Fuimos la burla mundial ante tal muestra de insensibilidad.
Hoy, en esta ocasión, con una sociedad más consciente y organizada, miles de personas salieron a las calles a auxiliar, pero a diferencia de hace 32 años, el gobierno federal, hay que reconocerlo, reaccionó rápido.
Pero de nosotros depende que esa reacción no sea canalizada políticamente.
Hay que ofrecer oraciones, claro que sí. Hay brindar apoyo alimenticio, medicamentos y materiales para la reconstrucción, desde luego.
Empero, hagamoslo a través de instituciones de reconocida solvencia moral: La Cruz Roja, Universidades y Caritás; por citar algunas.
Fuera los bancos y los partidos.
Muchos recordarán, como a raíz del sismo del 85, gobiernos como el de Suecia –por citar un ejemplo- donaron miles de casas armables con sus aditamentos elementales.
¿Y adonde fueron a parar?, a organismos paraestatales y uno que otro rancho de funcionario sátrapa.
Aquí en Mazatlán. Instalaron unas en los patios de la entonces paraestatal Ferrocarriles Nacionales, ahí en La Esperanza, frente a la Santa Elena; las utilizaron para oficnas.
¡Miseria gubernamental de entonces!.
Al cierre de la presente. La cifra oficial, dada por instancias como la Coordinación Nacional de Protección Civil, señalaban 226 personas fallecidas: 117 en Ciudad de México, 55 en Morelos, 39 en Puebla, 12 en el Estado de México y 3 en Guerreros.
Insisto cifras oficiales.
A estas alturas, se supone, continua en sesión permanente el Comité de Emergencia Nacional encabezado por Kike Mentiras.
Los gobiernos extranjeros, a pesar del mal papel diplomático que ha jugado el régimen en los últimos 18 años; ha dado muestras de solidaridad. El primero de ellos fue la canciller alemana Ángela Merkel, el Papa Francisco y hasta el loquito Donald Trump.
El aeropuerto de la Ciudad de México se reabrió a las cuatro de la tarde de ayer.
La Secretaría de Educación Pública suspendió clases en todas las escuelas públicas y privadas de la Ciudad de México, así como en los estados de Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Edomex, Guerrero y Veracruz, hasta nuevo aviso.
Tras el sismo de magnitud 7.1 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que 3.8 millones de personas se encuentran sin energía eléctrica en la Ciudad de México.
Hay que sumarnos, pero busquemos el canal adecuado.
LA DEL ESTRIBO.- En breve, cuestión de días, será inhabilitado satrapaíco político mazatleco. Aguante vara. Como pista, por su carácter asqueroso no lo quiere ni su familia. HLP…DM a.ramirezosuna@gmail.com