Declaración del Comandante Leana Ojeda refleja que el estado de derecho fue rebasado, señala especialista

El Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador se está despidiendo con una imagen de impotencia, de incumplimiento y de incredulidad en el sistema, hecho que ya se anticipaba al iniciar su sexenio con la propuesta de “abrazos no balazos”, señaló el doctor Juan Carlos Ayala Barrón.

Porque a nueve días de enfrentamientos violentos entre grupos de la delincuencia organizada, en Culiacán, Sinaloa, el Gobierno, en voz del Comandante de la Tercera Región Militar, Francisco Jesús Leana Ojeda ha declarado que no pueden hacer nada, pues la paz y la tranquilidad depende de los grupos antagónicos declaración que, a opinión del catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), solo refleja que el estado de derecho fue rebasado.

“En realidad, yo no vi, al menos en estos casi seis años, una estrategia bien planeada contra el crimen organizado, bueno quizás la estrategia de López Obrador fue apoyar a los jóvenes con becas, con trabajos de políticas de bienestar, pero vemos que no dio resultado y, esto que vemos aquí en Sinaloa desde el 9 de septiembre se viene arrastrando de más atrás del 25 de julio con la aprensión o entrega de Joaquín Guzmán López y de Ismael Zambada porque todo eso condujo a una división tremenda”, apuntó.

Manifestó que esta división entre las principales facciones del Cártel de Sinaloa ha desatado lo que la población tanto temía, enfrentamientos, una ola de asesinatos, de desapariciones, de quema de casas, de vehículos que están a la orden del día y que, contrario a los llamados “culiacanazos” en el 2019 y 2023, hoy la ciudadanía experimenta una angustia constante al no tener certeza de cuándo va a llegar a su fin esta situación.

Consideró que estos hechos violentos se relacionan con un contexto importante en tres niveles: el contexto de la política mexicana contra las drogas que por más de cuatro décadas ha dejado hacer y crecer al crimen organizado; el contexto sinaloense, histórico, geográfico, social, pero, sobre todo, el cultural alrededor del narcotráfico y, finalmente, la política antidrogas de Estados Unidos en su intención de debilitar a las células del crimen organizado en México.

“En parte Estados Unidos es culpable de lo que estamos padeciendo porque esa estrategia de atrapar a los líderes del narco, de negociar con ellos y no con el Gobierno mexicano, es un error que estamos padeciendo los sinaloenses y ya otros estados también en México (…) el gobierno de Estados Unidos tal vez lo hizo pensando en desestabilizar quizás al gobierno de México”, dijo.

Opinó que, el que el Cártel de Sinaloa o los grupos dedicados al tráfico de drogas tengan un control de territorios y de ciertas referencias políticas, habla de una alta sofisticación y la preparación que han venido adquiriendo a lo largo de décadas al grado que el gobierno no puede hacer nada contra ellos y así lo afirmó el General de División, Francisco Jesús Leana Ojeda, Comandante de la Tercera Región Militar al admitir que la guerra en Sinaloa se va a acabar cuando los grupos delictivos quieran.

“Con qué cara se atreven a hablar así, esto quiere decir que el estado de derecho ha sido rebasado por el estado de chueco, dirían, al grado de estas violencias; qué podemos esperar, cuándo se va a terminar, a lo mejor como dice el General de División, Francisco Jesús Leana cuando ellos quieran. En mano de quién estamos y eso es lo criticable cuando habla este jefe de la Tercera Región Militar, pues es la voz representativa de un gobierno, eso no lo podemos negar”, indicó.

El especialista reiteró que dicha expresión es producto de toda una historia de dejar hacer y dejar crecer a los grupos criminales en México y que, lo más lamentable de esta experiencia que marcará a la sinaloenses, será el sufrimiento interno, el daño psicológico, moral, económico, el desgarramiento del tejido social ante la penosa o nula estrategia de quienes deberían de garantizar la seguridad de los habitantes.

“Si en el gobierno de Calderón hablamos de un estado fallido, pues aquí vamos a hablar de un estado impotente (…) eso es lo más lastimoso que nos va a quedar, la desesperanza y la incredulidad en los sistemas de gobierno que van a estar atados de mano dejando que esto se acabe cuando los grupos que se están peleando se acaben también”, externó.

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