Aunque el gobernador Rubén Rocha Moya convocó a los funcionarios públicos a mantener una relación de respeto hacia los trabajadores de los medios de comunicación, el presidente municipal de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega, se pronunció a favor de pegarles una bola de “chingazos” a los periodistas de Sinaloa, y los colocó en estatus de mediocres que no han reconocido en él “al mejor alcalde del país” y lo critican viendo sus errores, además consideró una vergüenza que haya quienes vivan del periodismo.
Con unos ojos intensamente rojos que delataban una noche de desvelo o algo parecido, el alcalde de El Fuerte trata de afinar su vista en su interlocutor, que acudió a su despacho a propuesta de un amigo del alcalde preocupado por los desatinos de Gildardo Leyva. Su mirada extraviada rebotaba incesante en un punto indefinido de la paredes de su oficina mientras a su izquierda, como estatuas silenciosas, atestiguaron el encuentro el secretario del ayuntamiento, Edgar Adair Espinoza y el director de comunicación social de nombre Gabriel Félix, que avergonzados o no por el episodio, estuvieron en ese lugar mientras la secretaria también guardo silencio.
Mientras el munícipe disparaba una ráfaga de calificativos amenazadores dirigidos a nadie en especial pero si al periodismo en general, el alcalde aseguró qué “ahora cualquier pendejo con un teléfono celular podía ser periodista”.
A sabiendas del errático comportamiento y falta de estatura política del alcalde fortense, también de lado del interlocutor estuvieron presentes dos trabajadores de la actividad periodística que en momentos se sentían sorprendidos, porque fue el propio alcalde el que sin preguntas previas de por medio y sin justificación se soltó con una fogata de ataques contra la masa periodística calificándola como una cochinada, y aunque se le indicaba la forma ética y moral de manejar una mejor relación con la gente que se ha sentido lastimada por su actuar y de los medios que aseguran están fletados por otros actores políticos, ofreció que por su parte se sentiría feliz de romperles el hocico dándoles unos “chingazos ya que lo peor que me puede pasar es irme a trabajar a mis tierras y eso no me afecta”, aseguró.
Como no había razones para escuchar las insensateces en pleno llamado gubernamental a una buena relación con quienes ejercen el periodismo, el encuentro se interrumpió en menos de 10 minutos de duración y el amigo del alcalde que arregló el encuentro alcanzó a los periodistas en la planta baja del palacio municipal, pidiendo comprensión porque el alcalde estaba totalmente “arreglado por el desvelo”, pero se le hizo ver que el periodismo no es como la política, donde hay buenos y malos según el cristal con que se vean, pero el alcalde los esta tasando a todos por igual.
N.R.- El periodista Marcial Pompa Guillén que tuvo este «acercamiento» con el alcalde Gildardo Leyva es propietario de la plataforma digital El Periodista de Sinaloa y es comentarista de radio del programa Conexión; fue jefe de información de El Sol de Los Mochis y reportero de El Diario de Los Mochis. Fue galardonado con el Premio Estatal «El Payo de El Rosario».