LLEGA UNA MANO AMIGA HASTA DON HILARIO.

  • Libra una batalla contra una enfermedad que carcome su cuerpo.
  • Fernando Pucheta y su equipo le llevan el apoyo
  • Ha hecho de su humilde espacio un paraíso dentro de la pobreza.

Don Hilario, con 68 años de edad tiene 40 años viviendo en Mazatlán, y padece de diabetes lo que le trae consigo un riesgo de pérdida de vida ya que eso conlleva una extraña enfermedad que le está comiendo la piel y la carne desde sus pies.

Vive en las “orillas de la ciudad”, cerca de donde se ha construido el majestuoso estadio de futbol; en una serie de contrastes que solamente se ve en Mazatlán.

Hasta allá llegó el equipo de “Una Mano Amiga” encabezado por Fernando Pucheta para llevar consuelo y apoyo, además de convocar a la sociedad a solidarizarse con quienes viven en situaciones especiales.

En la calle Fray José María Peralta, sin número,  de la Invasión San Antonio, solo se escuchan los gallos dando los buenos días en la mañana en que llega el equipo de Una Mano Amiga. Y en ese lugar, a pesar de sus limitaciones, Don Hilario ha hecho de su humilde espacio un paraíso; ya que en la casa de capuchina, madera, un foco y un abanico; ha creado un jardín donde lo mismo ha plantado maíz, frijol, calabaza, maracuyá, Jamaica, savila, un platanar y hasta albahacar.

Requiere de apoyo económico, alimento y medicamento.

“Rápido se va la vida pero no podemos dejar que se vaya sin abandonar la indiferencia a un lado. Una mano amiga opera para dársela a quien menos tiene u la necesita. Lo que buscamos es que no nos gane la indiferencia”, expresó Fernando Pucheta.

En la sociedad, dice, existen grandes necesidades. No podemos dejarle todo al gobierno que debe de hacer su parte pero  como sociedad debemos darnos la mano.

“Mi vida desde chiquillo ha sido que me echaron una maldición, no se quien sería, y así llevo 38 años con esta enfermedad trabajando desde que falleció mi madre me salí a venir para acá porque no quise estar campeando ganado y buscando sustento. Ella padecía mi misma enfermedad y luego mi padre, y siendo fuerte para salir adelante con el favor de Dios”, señala Don Hilario.

Y es que Don Hilario; quien no se puede mover solo hasta un hospital; es originario de la zona serrana de San Ignacio; su madre murió a los 46 años y su padre a los cien.

En su humilde hogar de una sola habitación no cuenta con estufa; sino con una hornilla de ladrillo y leña donde se prepara sus alimentos.

De acuerdo con el médico de Una Mano Amiga, el señor cuenta con una ulcera varicosa infectada avanzada y si no se atiende inmediatamente perderá su pierna.

“Aquí estamos porque no podemos dejarle solo, porque no podemos ser indiferentes y esa ha sido la misión desde hace diez años de Una Mano Amiga.”, enfatiza Fernando Pucheta.

Noticias relacionadas

Dejar un Comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.